Tomado de Expansión
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)
El crowdfunding es un sistema de financiación colectiva por el que una gran masa de público apoya con pequeñas aportaciones de capital la puesta en marcha de un proyecto. Aunque son muchos los que creen que esta fórmula sólo es aplicable con éxito a propuestas de carácter cultural, hay casos que contradicen esta postura.
Francesc Hinojosa, fundador de Eureka Startups, asegura que el crowdfundig puede servir para todo tipo de empresas, “ya que la creatividad juega un papel muy importante. Lo que hay que tener muy claro es que es lo que ofrecerás como recompensa. Aquí es donde entra la imaginación. Y mucho mejor si los premios que ofreces van a ser tu producto final. También puede ser válido si lo que se va a brindar va a ser un nuevo servicio innovador. Es otra forma de probar su aceptación en el mercado”.
Ventaja
Miguel Moya, fundador de la plataforma Injoinet, considera que esta fórmula “supone buscar capital entre los clientes de un proyecto en lugar de hacerlo entre inversores o entidades financieras. De este modo, el emprendedor puede establecer con un criterio más objetivo una valoración más ajustada de su idea de negocio antes de endeudarse o repartir capital de su potencial empresa. Sirve también como investigación de mercado, ya que cuenta con herramientas que permiten crear comunidad de early adopters y establecer un diálogo con el público para asegurar que el producto o el proyecto gusta antes de darle a los clientes aquello por lo que están dispuestos a pagar.”
Pero como toda moneda tiene dos lados, este sistema también presenta algunos inconvenientes. Manuel Balsera, emprendedor y business angel, cree que el mayor inconveniente que se le puede encontrar a esta estrategia de financiación es que al final estás repartiendo tu empresa con mucha gente con la que debes ser transparente. Por eso mismo y como advierte Miguel Ángel Trujillo, socio de BA International Partners, esta vía “requiere una preparación especial y llevar a cabo durante varios meses una estrategia de comunicación muy exhaustiva.”
Generalmente, “los emprendedores no tienen los conocimientos específicos o no quieren invertir tiempo y recursos económicos para conseguirlo. El emprendedor también tiene que trabajar con sus abogados para preparar una estructura de la operación y un pacto de accionistas que haga armoniosa la entrada de muchas personas en el accionariado de la compañía.”
Escaparate
El crowdfunding, por tanto, no es sólo un sistema para levantar capital, también sirve como campaña de márketing de la empresa y una manera de validar en el mercado la calidad del proyecto. Así también lo entiende Jordi Vinaixa, director académico del Instituto de Iniciativa Emprendedora de Esade, quien, además, considera que ésta es una forma estupenda de hacerse ver, no sólo entre los pequeños inversores interesados, también entre financiadores más potentes.
Trujillo desvela, incluso, que este sistema es tan importante como campaña de ima-gen “que hay business angel europe-os como Paulo Andrez, presidente de European Business Angel Newt-work (EBAN), qua ya empiezan a exigirlo como medio para filtrar los proyectos en los que invierte”. Como apunta Moya, un proyecto que haya tenido éxito con una ronda de crowdfunding se presenta frente a otras fuentes más tradicionales de inversión con números sobre el pa-pel: “Los financiadores reducen su índice de incertidumbre sobre el proyecto, y los creadores pueden negociar con cifras reales las condiciones de la negociación en lugar de hacerlo sobre la base de criterios casi premonitorios o comparativos con otras empresas del sector”.
Pero no podemos olvidar que este sistema presenta diferentes formas. Así lo recuerda el profesor de Esade que habla por un lado del crowdsourcing como una manera de democratizar el apoyo a los proyectos; y del crowdlending como la tendencia de los préstamos.
Sistema de mecenazgo colectivo
Miguel Moya, fundador de Injoinet, considera el ‘crowdfunding’ como un movimiento internacional de reciente creación que está teniendo una evolución vertiginosa, aprovechando Internet, las nuevas tecnologías y el uso, ya extendido, de las redes sociales para desarrollar proyectos a partir del interés de un colectivo que aporta capital en cuatro formatos distintos:
1. Donación en plataformas de ‘crowdfunding’. Es el más sencillo de todos y se trata de pequeñas contribuciones que realizan donantes de manera altruista ya que no recibe ningún tipo de contrapartida (quizá una deducción fiscal). Este tipo se suele usar para causas sociales, organizaciones benéficas y, a veces, en campañas de carácter político.
2. Precompra o participación en el caso de plataformas basadas en el método de recompensa. En este caso, los inversores no reciben ningún beneficio económico pero sí un agradecimiento en forma de recompensa o gratificación a cambio de su apoyo. Normalmente esa recompensa es el producto que el emprendedor está intentando sacar al mercado.
3. Préstamo o micro préstamo. Los inversores apoyan el proyecto con pequeñas aportaciones que realizan a través de una plataforma, y esperan un retorno de su inversión con algún tipo de interés fijo en el tiempo que se establezca. La ventaja es que puede ser más fácil ganar apoyo ya que los partidarios se sienten atraídos por conseguir algún tipo de interés.
4. Inversión o equity. Permite a las empresas que buscan capital la posibilidad de vender participaciones de propiedad a través de plataformas de ‘crowdfunding’. Las personas que participan tienen la oportunidad de convertirse en accionistas y tener un potencial retorno financiero. Fundedbyme.com es una forma para acceder a este formato.