En estos días no paran de llegarnos noticias y opiniones sobre el paquete de pymes que acaba de lanzar el gobierno. Más allá de las discusiones sobre si es bueno o no, todas las partes mostraron su acuerdo en la importancia de promover el mundo de las pequeñas y medianas empresas.
Estas compañías representan en su conjunto más del 44% del PBI nacional y más del 51% del empleo, según indica la Fundación Observatorio Pyme (FOP).
Sin embargo, en nuestro país, son muchas veces subestimadas por su vinculación con la economía informal y poco volumen; inclusive muchas veces sus mismos dueños no se sienten orgullosos ya que las consideran poco profesionalizadas.
Si bien solo la magnitud de este colectivo ya justifica que el gobierno nacional tome cuidado del mismo; al contrario de un colectivo con problemas, no solo debemos proteger a las pymes con un paquete que elimine su ahogo financiero. Resulta imperativo promover el sector. Esto es así ya que la participación de éstas en la economía se relaciona directamente con el nivel de desarrollo del país.
En una investigación que desarrollamos con los profesores Roberto Vassolo y Francisco Díaz Hermelo, ambos colegas en el IAE Business School, mostramos que las empresas latinoamericanas pueden diferenciarse y desarrollar retornos sustentables en el tiempo más allá de las condiciones del país y la industria.
El foco para lograr esta diferenciación debería ser la innovación tanto en productos, como en procesos y mercados. En las pymes una de las principales fuentes de innovación es lo que denominamos Empreendedorismo Intrageneracional.
El concepto de emprendedorismo transgeneracional presentado por el profesor Timothy Habbershon busca explicar cómo las empresas crecen y sobreviven apalancadas en actividades emprendedoras gracias a capacidades y modelos mentales que promueven el emprendedorismo en las generaciones siguientes.
Estas capacidades y modelos mentales, no solo se refieren a un mejor acceso a fondos, contactos y conocimientos. También se explican por actitudes, valores y creencias que promuevan el espíritu emprendedor entre aquellos que conducirán el negocio.
Un modelo renovado
Esto implicaría, antes que nada, que los dueños de una pyme no sueñen con un hijo estudiando para entrar a una multinacional, como el modelo renovado de “mi hijo el doctor”, sino con una formación que le permita ser exitoso a la vez que afrontar fracasos y oscilaciones, creando valor económico y social, ya sea desde la misma empresa familiar o una propia. Los profesores Nordqvist y Zellweger resaltan cinco características de esta formación: autonomía, proactividad, creatividad, aceptación del riesgo y coraje.
El IAE Business School ofrece jornadas para pymes y emprendedores. En estos eventos, hemos contado la experiencia de dos empresas pyme innovadoras que nos sirven de ejemplo de este Emprendedorismo Trangeneracional. Muchos se acordarán de las Andariega, esas casas rodantes que se llevaban como acoplado detrás de un auto.
Reynaldo Pereyra, con su empresa, dio a sus hijos un muy buen pasar, el acceso al mejor nivel de formación y, con ello, excelentes contactos. También transmitió su vocación emprendedora y la aceptación del riesgo. Llevándolo a algo más profundo: una personalidad segura que permitió a sus hijos abandonar las casas rodantes y tener una empresa líder en soluciones habitacionales modulares.
Un caso parecido podemos ver con Alejandro Ripani, de Tía Maruca. El espíritu emprendedor se transmitió al punto de usar los recursos de la empresa familiar para iniciar un emprendimiento nuevo, separado de la anterior, pero que usaba a esta firma de proveedora.
Es verdad que la gran empresa da la posibilidad de acceder a mayores fondos para innovación, pero no podemos olvidar que muchas de las innovaciones que han cambiado nuestro día a día han surgido de ideas promovidas a pulmón por emprendedores dispuestos a cambiar el mundo.
La pyme -y sobre todo, la familiar- brinda un contexto único donde el error se da en un ámbito de mucha mayor contención, donde el aprender viene respaldado entre generaciones desde hace años. Hay una retórica que reconstruye las actividades emprendedoras como un hecho más familiar que personal, donde se fomenta el espíritu emprendedor en las generaciones futuras.
Por supuesto que cuando una familia depende ajustadamente de un negocio no es más fácil apostar al cambio, pero es ahí donde un paquete para que estas empresas se encuentren más holgadas para la innovación cobra aún más sentido para nuestro país.
El Cronista – Argentina
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)