En una crisis de liderazgo económico y político, ¿a quienes debemos recurrir para obtener una visión del futuro y para el renacimiento de nuestra sociedad? Recurramos a los jóvenes, porque ellos heredarán la tierra, escribe Henrik Storm Dyrssen, director ejecutivo de Leksell Social Ventures, en un artículo publicado por WEF.
Una crisis de capitalismo y de liderazgo.
El capitalismo está siendo atacado. El camino del libre mercado, con su Evangelio de globalización y primacía del crecimiento y el PBI como medida de felicidad, está bajo asedio.
Desde la crisis financiera del 2008, a través de la gran recesión que le siguió, hasta los dolores cuantitativamente aliviados de bajo consumo e inversión, el emperador de las ganancias quedó al desnudo, desvestido por los Panama Papers. Muchas personas ya se hartaron.
Frente a estos desafíos, nuestros líderes han sido confrontados y encontrados deficientes. Si no está convencido de la crisis de gobernabilidad democrática y su capacidad para proporcionar un sólido liderazgo, solo necesita mirar lo que está ocurriendo en las elecciones de Estados Unidos.
Nuevos problemas requieren nuevos líderes.
Nuestros paradigmas e instituciones nacionales, regionales e internacionales han sido cuestionados. El estado de las cosas no es catastrófica, aunque algunas de las previsiones suenan inquietantemente similares a las que provocaron el ascenso del comunismo, fascismo y las guerras mundiales.
Pero más allá de las instituciones pre-milenio y los problemas que enfrentamos aquí y ahora. ¿Cuál es su naturaleza y por qué estas instituciones han sido incapaces de hacer frente a algunos de los mayores desafíos de hoy en día? ¿Quién es capaz de resolver cosas como…?
- Jóvenes económicamente frustrados y desilusionados en el Oriente Medio, África y los suburbios europeos en la mira de extremistas que prometen darles significado, importancia e identidad en supuestas luchas sagradas.
- Corporaciones malversando ganancias de los mercados de asistencia social con malos controles de calidad.
- Políticos que se convierten en asesores para industrias a las que no hace mucho estaban regulando.
- Organizaciones sin fines de lucro liberadas de impuestos que compiten en mercados libres.
¿Son estas preguntas sociales, políticas, comerciales o culturales? ¿Es incluso posible que una institución asuma todos estos problemas y sus causas de múltiples facetas?
No, los desafíos de nuestro tiempo requieren estrategias y soluciones que abarquen las esferas del sector privado, público y civil. Vivimos en una época en que las empresas ven a sus mercados ser moldeadas y reformuladas por la política de forma continua. La política es determinada por el dinero del lobby y el ciclo de noticias de los medios de consumo. Y una sociedad civil frustrada se ha desconectado de los movimientos políticos de base para desafiar a los mercados y la política nacional directamente.
El liderazgo de esta época es el liderazgo de la colaboración y experiencia intersectorial. El profesor de Harvard, Joseph Nye, los llama atletas trisectoriales: individuos y organizaciones que cruzan con agilidad tradicionales esferas de influencia para convertir estas diferentes lógicas institucionales en soluciones y asociaciones público-privadas, civil-privadas y gobierno-civiles.
Creo que la generación del milenio salvará el día porque tienen las actitudes ideales para desarrollarse como atletas trisectoriales.
1. Los millennials exigen un propósito en sus carreras y, no menos importante, de los negocios: no aceptarán a políticos que no entienden los mercados de consumo que amaban mientras crecían. Ellos no van a tolerar mercados que socavan el bienestar que se les prometió. No van a tolerar a empleadores que no demuestran los valores con los que atraen el talento.
2. Los millennials exigen autenticidad de los líderes: cuestionan todo y no creen en verdades irrefutables. Exigen un liderazgo que reconoce los desafíos, limitaciones y fracasos de una organización, un liderazgo que les invita a colaborar para resolver problemas difíciles que afectan a la triple línea de resultados (económica, social y medioambiental).
3. Los millennials no respetan o confían en las autoridades o instituciones: Nunca será su dueño. No van a unirse a usted, pero van a aceptar la oferta de empleo de su organización. No permanecerán, ya sea en su compañía o en un solo sector, sino transitarán a través de fronteras tradicionales para buscar los problemas y efectos que les interesan, cambiando a perfiles profesionales, políticos y empresariales a medida que avanzan.
4. Los millennials son embajadores, no empleados: Desarrollan instintivamente su comprensión y hacen y comercializan sus decisiones a través del diálogo y la interacción con los demás.
Los empleadores que aprenden a atraer, estimular y aprovechar el talento de los millennials tendrán una ventaja competitiva extrema en las próximas décadas. Ellos verán como los límites de sus firmas son desafiados por el flujo continuo y la interacción entre la política, empresas y el propósito de acoplamiento que ya proporciona la licencia para operar en la mayoría de los sectores de la sociedad. Siga este consejo para alcanzar el éxito: valore y recompense la experiencia intersectorial y el desarrollo de habilidades en el talento de un millennial. Va a entrenar embajadores de gran alcance en todo el tejido social de la sociedad, ya sea que permanezcan durante un verano o durante años.