La vida tiene un componente de búsqueda importante, nos pasamos la vida buscando, oportunidades, aquello que nos motiva, esas personas que nos pueden inspirar, una pareja. A veces somos nosotros los que buscamos, otras veces nos encuentran, pero cuando hablamos de nuestra carrera profesional, la proactividad y el decidir que queremos hacer con nuestra vida, es importante.
Desde que entramos en el sistema educativo, todo parece diseñado para que no nos salgamos del caminito, de lo pre-establecido, de lo que nos conviene, de lo correcto. Sin espacio para reflexionar, cuestionar o plantearse alternativas. Sin espacio para buscar.
Nos educan para competir, para llegar más alto, para surfear la ola más grande. Una carrera hacia el ahora tan cuestionado “éxito”, donde el “error” se esconde con vergüenza.
Lo que ves no te gusta, te falta aire dentro de todo ese supuesto “orden”, no encajas en esas jerarquías heredadas del ejército, siguiendo obedientemente unas normas que no entiendes y que te indican de una forma directiva lo que deberías hacer.
Lo tienes claro, ha llegado el momento de lanzarte, de montártelo por tu cuenta, te armas de valor y se lo cuentas a tu familia y a tus amigos, quieres comenzar a hacer realidad tu sueño, quizá una pequeña idea. No te importa que te digan que estás loco, porque crees en ti y en tus ganas, porque por fin eres consciente de que el verdadero fracaso es no intentarlo, y ese día, necesitarás herramientas.
No, no hablamos del word, ni del excel, ni del power point…tampoco hablamos de los planes de negocio que lo aguantan todo, hablamos de tu sentido común, de tu empatía, de tu capacidad de visualizar, hablamos de ir más allá de lo obvio, de lo que todos ven, de ampliar tu mirada, de sacar la creatividad que se empeñaron en silenciar, de hacerte las preguntas correctas. Hablamos de dar rigor a tus ideas buscando orden dentro del caos.
En ese momento, el objetivo principal es dar sentido a tu proyecto desde una perspectiva que antepone las necesidades de las personas frente a las necesidades del negocio.
Entender y comprender bien cómo evoluciona la sociedad, los cambios de comportamientos que se están dando, e interpretar las necesidades reales de la gente, ofreciéndote muchísima inspiración e información para ver si tu idea es útil y relevante.
Hablar con tus potenciales clientes, con expertos de otras disciplinas, con usuarios extremos, es el mejor estudio de mercado que puedes hacer. Observarles en su contexto, ver cómo viven, como se comportan, te ayudará a profundizar y llegar más allá de lo evidente.
Inspírate en otros modelos de negocio, en otras industrias. Ya está todo prácticamente inventado, no pretendas reinventar la rueda, céntrate en mejorar algo, en conectar los puntos de otra manera. No pongas los resultados económicos por delante de los planteamientos creativos. Y una vez que tengas claro cuáles son las oportunidades, pasa a la acción cuanto antes, en un entorno controlado e invirtiendo lo mínimo posible. Piensa en grande pero actúa pasito a pasito.
Compartir ideas
Comparte tus ideas sin miedo, sin pensar que te las van a copiar. La ejecución es lo que realmente cuenta, y si quieres que sea brillante, tendrás que limar mil aristas.
Al compartirla obtendrás un feedback súper valioso, que podrás incorporar a medida que el proyecto vaya avanzando, y lo más importante es que ganarás velocidad y enriquecerás muchísimo tu propuesta de valor.
Es hora de equivocarse con naturalidad, una y otra vez, porque el error no es un fracaso, todo lo contrario, es algo “grande”, algo que nos recuerda la importancia de la humildad, del querer volver a intentarlo. Es lo que nos hace aprender y crecer a una velocidad mayor que la que pueda tener cualquier avance tecnológico.
Lo importante no es la viabilidad de tu proyecto, todavía no. Lo prioritario ahora es que tengas claro que la idea que tienes entre manos te apasiona y estarías dispuesto a dejarte la vida por ella. No dejes nunca de buscar.
Por Yorokubu
_*Diario Expansión de España*
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)_