(Bloomberg).- Hace tres décadas, una furgoneta experimental de Mercedes-Benz logró conducir, frenar y acelerar por su cuenta.
Pero después que la tecnología fuera perfeccionada lo suficiente para que un sedán Clase S mostrara sus habilidades en una carretera de los alrededores de París en 1994, en gran medida se la dejó de lado por ser comercialmente inviable.
Ahora, la perspectiva de los vehículos autónomos amenaza con revolucionar la industria automotriz y, en lugar de una envidiable ventaja, Mercedes es sólo parte de la manada en la carrera para lanzar robo-autos. Eso es una espina clavada para Dieter Zetsche, responsable de la legendaria marca y máximo ejecutivo de la sociedad controlante Daimler AG.
Zetsche, que comenzó en la división de investigación del gigante industrial en 1976, está impulsando a Daimler a recuperar ese liderazgo. En el 2015, dio a conocer el auto conceptual futurista sin conductor F015 e presionó a los desarrolladores adelantando las metas para introducir la tecnología varias veces en los últimos años, dijo en una entrevista.
Posicionar a Mercedes para la era de la autoconducción podría ser un último acto crucial para Zetsche, de 64 años, cuyo contrato se extiende hasta 2019.
“Es muy, muy importante ser uno de los primeros en materia de autos autónomos, porque esta tecnología amenaza con voltear el negocio central de los fabricantes de automóviles”, dijo Jan Burgard, director de Beryll Strategy Advisors, firma de consultoría automotriz con sede en Munich.
“Ser uno de los primeros significa estar en una situación mucho mejor para evaluar la amenaza, y en particular, moldear el desarrollo futuro”.
’A la vuelta de la esquina’
Para el nutrido grupo de los competidores, que van desde las automotrices tradicionales a recién llegados de Silicon Valley con mucho dinero, el atractivo es claro.
La aparición de los vehículos autónomos es el mayor cambio potencial en el transporte personal desde que los autos reemplazaron a los caballos y los carros, y esa disrupción podría convertirse en un mercado de US$ 83,000 millones en el 2025, según los cálculos de la consultora Frost & Sullivan. Zetsche dice que los cambios podrían producirse rápidamente.
“Que un auto pueda conducirse a sí mismo en determinadas condiciones está a la vuelta de la esquina, figurativamente hablando”, dijo Zetsche, que era ingeniero de desarrollo de Mercedes en el momento de la prueba de auto-conducción de París. Si bien el mal tiempo y el terreno montañoso son obstáculos en algunos lugares, “moverse por Madrid en un auto autónomo en circunstancias normales es una hipótesis realista para el fin de esta década”.
Daimler ha multiplicado las alianzas, uniendo fuerzas en abril con Robert Bosch GmbH, el mayor proveedor del mundo para la industria automotriz, para poner taxis sin conductor en la calle en el 2023.
También está colaborando con Uber Technologies Inc. para incluir los vehículos autónomos de Daimler en su red de transporte privado en el futuro. Los propios robo-autos de Mercedes tendrán un estilo característico, según Zetsche, que ha aceptado a regañadientes que este es el futuro.
“Fui reticente durante un tiempo respecto de la idea de que no hubiera volante y de que el conductor renunciara al control, no porque yo sea de ’la vieja escuela’, sino porque conducir es divertido”, dijo. “Lamentablemente, como la congestión de tránsito es cada vez más grande, divertirse mientras se conduce se está convirtiendo en la excepción”.
