El camino para convertirse en un buen jefe: no hay fórmulas, sí modelos

El liderazgo de las cabezas de una empresa ejercen una influencia clave en la retención de los talentos que hacen posible la competitividad. La capacidad de gestión es inherente a los verdaderos líderes.

Ya sea por autoritarismo, inflexibilidad o ausencia de liderazgo. Muchos profesionales renuncian a sus cargos a causa de sus jefes. Los motivos son diversos. Cierto es que los superiores asumen una determinada responsabilidad en la retención de talentos.

Por eso, si se desea evitar una fuga de ‘cerebros’, por ende, una mella en la competitividad, es fundamental que los jefes posean ciertas cualidades y atributos que contribuyan en un sano ambiente laboral.

Según los especialistas consultados por el diario La Tercera de Chile, no hay fórmulas, sino modelos para convertirse en un buen jefe. Mientras las fórmulas identifican factores de producción, los modelos giran en torno a propuestas estructuradas que añaden valor a la firma.

En función a conclusiones de académicos de la Universidad de Harvard, José Tomás Guzmán, gerente general de Gestión Valor, recuerda que un jefe debe contar con habilidades fundamentales.

Uno, debe tener la capacidad de gestionarse a sí mismo, lo que se refiere a alinear los valores e intereses personales con los de la empresa, distinguir lo importante de lo urgente y fijar prioridades. Dos, gestionar a su equipo, para alinear sus intereses y los de la firma, equilibrar la orientación al resultado con la orientación a las personas y acompañar a cada uno de los miembros en su desarrollo profesional. Tres, debe gestionar sus relaciones con el entorno interno de la organización y con el entorno en que se desenvuelve.

Perfiles que afectan negativamente al clima laboral
Para los especialistas aquellos jefes autoritarios afectan, sin duda, el ambiente de trabajo, éstos se distinguen por ser especialmente agresivos, no considerar la intervención de sus colaboradores y no dar espacios de participación.

Están aquellos que no entregan feedback “por lo que generan ambientes de desconfianza e incertidumbre”, añade Claudia Faure, senior manager Human Capital de Deloitte. Otros no saben cómo gestionar situaciones de conflicto o de crisis. También están los que promueven el favoritismo, lo que perturba el clima de trabajo.

Ruta a seguir
Es importante que los jefes promuevan la felicidad y el bienestar en el trabajo. Eso logra “aumentar hasta en un 40% la productividad de las personas”, dice Isaías Sharon, director ejecutivo de Smart Coach, a La Tercera.

Los líderes necesitan asumir una jefatura firme pero también cercana. “Entrenar a todos los jefes en este nuevo estilo de liderazgo es un proceso que toma un par de años, porque necesitan desaprender los estilos verticales y autoritarios”, comenta Ignacio Fernández, de la Universidad Adolfo Ibáñez. Y recuerda: “Solo las prácticas sostenidas generan cambio cultural y se fuerza el cambio hacia liderazgos positivos”.

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