Hagamos un pequeño ejercicio de reflexión: Si tuvieras que elegir a un profesional para un puesto en tu empresa, ¿a quién escogerías, a un Steve Jobs o a un cualquiera? Y si ese ‘cualquiera’ tuviera las habilidades y aptitudes idóneas para tu compañía, ¿todavía dudarías? Seguramente sí, porque contar con una marca personal potente no te garantiza un contrato de trabajo, pero sí hace que aumenten las opciones de ser el elegido. “Cuando hay varias alternativas o distintos perfiles similares, aquellos que han conseguido ser conocidos y reconocidos (es decir, cuando se asocian sus nombres a un trabajo bien hecho), estarán mejor situados que quienes no son referentes en su sector, materia o empresa”, explica Andrés Pérez Ortega, consultor en posicionamiento personal.
Imagina ahora que lo que estás buscando es un hotel para tus vacaciones. Seguramente seas de los que se decide por un alojamiento que tenga evaluaciones de aquellos que han pasado por él y tomes tu decisión, en gran parte, gracias a estas opiniones. La marca personal “genera confianza cuando no tienes todos los datos para elegir un coche, un restaurante o, en el caso que nos ocupa, a un candidato, un asesor o un empleado al que ascender”, sostiene Pérez Ortega. De ahí que sea esencial trabajarla bien y cuidarla. Bien lo saben personalidades como Ramiro Calle, el padre del yoga en España, que supo poner en valor su filosofía a través de libros, artículos e intervenciones en medios de comunicación, en un país en el que apenas se conocía esta práctica; o Josef Ajram, que ha demostrado que le importa poco lo que opinen de él y, “esa seguridad aplastante y su buena gestión de las emociones le han granjeado un importante desarrollo profesional como conferenciante y una imagen muy particular”, cuenta Enrique Jurado, coach.
Cierto es que la marca personal no sirve para cualquier trabajo. “Para algunas categorías profesionales es imprescindible tener una imagen profesional sólida y trazar un plan de personal branding efectivo”, resume Aziz Zaghnane, director de márketing de Lee Hecht Harrison, consultora de recolocación y gestión del talento del Grupo Adecco. En este sentido, los perfiles más técnicos no suelen dedicarle demasiado tiempo a su marca personal, no así los relacionados con el ámbito de la comunicación y la publicidad, por poner un par de ejemplos. Aun así, “lo que pesa es el buen hacer profesional”, especifica Sergio Hinchado, senior manager en Hays. Aunque si no publicitas lo que haces, nadie conocerá tus aptitudes.
Redes sociales
Y qué escaparate mejor que las redes sociales… “Estas plataformas proveen a sus usuarios de valiosas herramientas de difusión, ya sean perfiles personales o profesionales, contenidos generados o ajenos, contactos compartidos, etcétera. Dicha realidad ha provocado que la mayoría de los seleccionadores se sirvan de estas nuevas tecnologías para saber más sobre sus candidatos”, apunta Zaghnane, quien, sin embargo, también recalca que éste “no es más que otro eslabón en la construcción de tu marca personal. Por tanto, toda la actividad generada por el aspirante a un empleo habrá de ser coherente y cohesionar a la perfección con todo aquello que quiere mostrar de sí mismo, demostrando siempre por qué ha de ser contratado”.
Para Andrés Pérez Ortega, “las redes sociales están sobrevaloradas” y cree que “la mejor forma de generar confianza es el contacto directo, el cara a cara. Por eso, cuanto más cercana sea la relación, más efecto positivo tendrá sobre tu marca personal. Tomarse un café con alguien o impartir un curso tiene más valor que horas y horas de Facebook o de Twitter donde tus contenidos se mezclan con muchos otros distintos”.
Además, es fundamental ser consciente de lo que escribes en las redes sociales. Hinchado advierte de que todo lo que se publica en estas plataformas deja una huella.
Daño y reparación
Cuando se produce una incoherencia entre la marca y la persona se produce el daño. Si te ves envuelto en esta situación “no reconstruyas tu imagen, sólo redefínela. Debes recordar siempre que lo que estás intentando es mejorar la claridad de tu mensaje final, no crear uno nuevo”, explica el directivo de Lee Hecht Harrison. Pero si el error es garrafal, puede que tu puesto corra peligro. “El peor fallo de un profesional con marca personal es la mentira. Si esta imagen se basa en la confianza, la falta de autenticidad o el engaño es un ataque a la línea de flotación de la que posiblemente no se recuperará nunca”, advierte Pérez Ortega.
Demostrar tu valía, tu experiencia profesional, tus conocimientos, tus aptitudes, tus cualidades soft y, además, crear y mantener tu personal branding no es tarea fácil. Pero nadie dijo que fuera sencillo convertirse en un influencer o en un profesional con marca propia. Si eres capaz de esto, mantén la humildad.
“Si cada vez que se habla de una materia o de una profesión aparece tu nombre, entonces habrás dejado una marca personal potente. Podría resumirse en esta frase: En lugar de ‘quiero un profesional de…’, debería decirse ‘quiero a (pon aquí tu nombre)”, sentencia Pérez Ortega.
Crea tu ‘personal branding’ en ocho pasos
- Tener un producto que sea diferente y relevante. Y que tenga tanto impacto, que tú mismo seas seguidor y el primer fan de aquello que vendes.
* Tener claro cuál es tu público objetivo. Es fundamental conocer el tipo de personas a las que vas a dirigirte o quienes van a comprar tu producto. Tanto a nivel psicográfico como en términos sociológicos.
* Debes tener clara cuál será tu estrategia de precios. Qué importe crees que estará dispuesta a pagar tu audiencia y cuál es el que marca la competencia. Y no sólo en términos de creación de empresas, también en cuanto a salario si te decides por un trabajo por cuenta ajena. Si pones un precio muy bajo, la gente puede pensar que eres de baja calidad; tampoco te pases por arriba.
* También tienes que plantearte cómo te van a encontrar. Y aquí debes ocuparte tanto de la parte online, a través de las redes sociales, como de la offline; y una vez te hayas puesto en valor tendrás que definir tu estrategia para venderte. - Haz un listado con tu argumentario.
* La perseverancia es fundamental. Superar los miedos y los obstáculos, además de la procrastinación, que es otro de los males. - Saber gestionar las emociones es esencial. Trabaja la seguridad en ti mismo.
* Y, por último, una vez desarrollado tu plan deberás mantenerlo
Diario Expansión de España
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)