(Bloomberg) Al fin y al cabo, todo gira en torno al dinero. Si se les da la opción, a la mayoría de los trabajadores no les interesa tener la flexibilidad de fijar sus propios horarios de trabajo a cambio de un salario más bajo, según un nuevo estudio.
Este fue “el primer hallazgo inesperado” de un experimento que ofreció al azar diversas modalidades de trabajo y pagos a los postulantes de un centro de llamados de Estados Unidos, según los investigadores, los economistas Alexandre Mas de la Universidad de Princeton y Amanda Pallais de la Universidad de Harvard.
“La gran mayoría de los trabajadores no valora la flexibilidad de horarios: o bien la posibilidad de fijar sus propios días y horarios de trabajo en un determinado número de horas, o la posibilidad de elegir la cantidad de horas de trabajo”, encontraron los economistas.
Dicen que su descubrimiento va en contra de la percepción popular de que un horario flexible es sumamente importante para los empleados, citando un artículo publicado en New York Times Magazine.
Al estudiar las preferencias entre aproximadamente 7,000 postulantes, la posibilidad de trabajar desde casa fue la más popular. Los trabajadores estaban dispuestos a aceptar una remuneración un 8% más baja, en promedio, para trabajar en casa, según el estudio.
En el extremo opuesto, los trabajadores estaban ampliamente en contra de dar a los empleadores el derecho de modificar sus horarios de trabajo.
“El postulante promedio está dispuesto a aceptar un salario un 20% más bajo para evitar estos puestos de trabajo, y prácticamente un 40% de los postulantes no aceptaría este tipo de trabajo, aunque se les pague un 25% más que un empleo de lunes a viernes de nueve a 17 horas”, escribieron en un documento publicado por la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos.
“El disgusto por los trabajos supeditados al criterio del empleador proviene de la aversión a trabajar en horas no convencionales, más que de la imprevisibilidad de los horarios”, escribieron los autores.
No es de sorprender que las mujeres, especialmente aquellas que tienen niños pequeños, estén dispuestas a aceptar remuneraciones más bajas para trabajar desde casa y evitar modificaciones de horarios basadas en el criterio del empleador.