Caracas (Reuters).- La petrolera estatal venezolana PDVSA acumula una demora de varios meses en sus envíos a China y Rusia como parte de esquemas de venta de crudo y combustibles a cambio de préstamos, según documentos internos de la firma revisados por Reuters.
El retraso en los despachos a aliados políticos y comerciales clave, que en conjunto han otorgado a Venezuela y su petrolera al menos US$ 55,000 millones en créditos, abre una nueva perspectiva sobre las fallas operacionales de PDVSA y su impacto sobre la crítica economía socialista del país.
Debido a que el petróleo representa casi la totalidad de los ingresos por exportación de Venezuela, la crisis de Petróleos de Venezuela (PDVSA) se extiende directamente a la ciudadanía, que está sufriendo una inflación de tres dígitos y una escasez de alimentos con reminiscencias a los días de la Unión Soviética.
El valor total de los cargamentos demorados a firmas estatales chinas y rusas se calcula en unos US$ 750 millones, según un análisis hecho por Reuters de los documentos de PDVSA.
Hasta el final de enero, PDVSA tenía una deuda con firmas estatales de sus principales socios cercana a 10 millones de barriles de productos refinados, con retrasos de hasta 10 meses en algunos despachos, según los documentos. Tampoco logró entregar oportunamente otros 3.2 millones de barriles de crudo a la estatal China National Petroleum Corporation (CNPC).
Las exportaciones a China y Rusia son críticas para la salud financiera de PDVSA, pues compañías de ambos países reciben cerca de un tercio de las ventas totales de crudo y derivados de la petrolera venezolana.
Y los créditos aportados por estas naciones, especialmente China, han sido fundamentales para que el gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, financie proyectos de infraestructura e inversión social.
PDVSA no respondió a las solicitudes de información hechas por Reuters. El Ministerio de Petróleo de Venezuela declinó comentar.
Durante el boom petrolero que duró alrededor de una década hasta 2014, Venezuela tomó prestados unos US$ 50,000 millones de China, que acordó pagar mediante envíos de crudo y combustibles a empresas estatales chinas. Venezuela fue el año pasado el séptimo mayor proveedor de crudo a China y el más importante de Latinoamérica.
La rusa Rosneft otorgó por separado al menos US$ 5,000 millones bajo acuerdos similares, pero los detalles de dichos pactos no han sido revelados.
Ahora PDVSA está luchando para cumplir esas promesas: un total de 45 cargamentos destinados a empresas rusas y chinas están retrasados por una variedad de razones, según reportes operacionales internos sobre embarques de crudo y productos.
Los problemas incluyen contratiempos operacionales, como cortes de energía en refinerías, retrasos en la limpieza de cascos de tanqueros, y disputas financieras con proveedores de servicios, a quienes PDVSA también debe dinero.
Los retrasos acumulados o cancelados de productos refinados representan aproximadamente tres meses de los 88,000 barriles por día (bpd) de combustible para avión y diesel que PDVSA debe entregar bajo acuerdos de financiamiento a Rosneft, PetroChina y ChinaOil.
Rosneft, el ministerio ruso de Energía, el Kremlin, PetroChina y su unidad ChinaOil declinaron comentar. Los ministerios de Exteriores y Comercio de China no contestaron a peticiones de información.
Lucha operacional y financiera.
Los retrasos en las entregas sugieren que PDVSA tendrá dificultades en 2017 para cumplir su plan de aumentar los envíos a China y otros países, tal y como lo planteó en un documento de estrategia visto por Reuters a principios de año.
El documento explica que PDVSA tiene como objetivo impulsar las entregas de crudo a China en un 55% en el 2017, en parte reduciendo las exportaciones a India en un 15%.
El año pasado, la compañía produjo cerca de 2.5 millones de bpd de petróleo, su nivel de extracción más bajo en los últimos 23 años, y las proyecciones para este año se mantienen prácticamente sin cambios, según el documento.
Un intercambio de correos electrónicos entre ejecutivos de PDVSA encargados de las operaciones de carga fechado el 21 de noviembre del 2016, detalla una gran variedad de problemas operacionales y financieros que han retrasado las entregas a clientes chinos y rusos.
En uno de los correos electrónicos, un funcionario de la compañía dijo que PDVSA no pudo entregar un cargamento de 1.8 millones de barriles de fueloil a PetroChina porque el terminal Borco en Bahamas, donde PDVSA renta espacio de almacenamiento, ha impedido a la firma utilizar de forma intermitente los tanques desde mediados del 2016 por falta de pago.
Otro embarque de 2 millones de barriles de fueloil en noviembre para China fue pospuesto debido a que varios tanqueros estaban manchados de crudo, lo que les impidió navegar aguas internacionales debido a regulaciones ambientales.
En los correos electrónicos además se discutieron posibles retrasos de una carga de fuel oil para Rosneft, también debido a tanques sucios y facturas sin pagar.
Asimismo, se aplazaron otros cuatro cargamentos de crudo venezolano Boscán con destino a la china CNPC.
Precios bajos, mayores deudas.
La caída de los precios del crudo también ha hecho más onerosos los acuerdos de petróleo a cambio de préstamos. Como las condiciones de pago se negociaron cuando el barril estaba más caro, PDVSA está obligada a enviar ahora más petróleo para continuar sirviendo sus deudas al mismo ritmo.
Eso debilita su capacidad para hacer envíos a otros destinos como India o Estados Unidos, cuyos clientes pagan mayormente en efectivo, algo que PDVSA necesita.
“PDVSA está asumiendo un riesgo legal al demorarse en las entregas a estos clientes, y un riesgo financiero si incumple a sus clientes comerciales que pagan en efectivo”, dijo Francisco Monaldi, investigador sobre política energética latinoamericana en el Baker Institute, con sede en Houston.
Pero como la colaboración entre Venezuela, Rusia y China involucra varios sectores, estos países podrían recuperar su dinero a través de proyectos o activos fuera de la industria petrolera, agregó.
Los créditos de China y Rusia ofrecen a Venezuela y PDVSA más flexibilidad de la que podrían obtener con los tenedores de unos 50 mil millones en bonos de deuda.
Debido a la preocupación sobre un incumplimiento, los rendimientos de esos papeles se ubican entre los más altos del mundo, pagando un promedio de 21 puntos porcentuales por encima que los bonos del Tesoro estadounidense.
China y Rusia, que han brindado un apoyo inquebrantable a Venezuela en foros diplomáticos, se han mantenido en silencio ante cualquier potencial roce con Caracas. El problema de los despachos retrasados probablemente se estará discutiendo discretamente mediante canales diplomáticos, dijeron analistas.
Pero una eventual escalada en disputas comerciales con firmas chinas o rusas exigiendo pagos puntuales podría afectar a Venezuela al activar las cláusulas de incumplimiento previstas en los bonos de PDVSA y el país, o llevar a la estatal a perder el control de su subsidiaria estadounidense de refinación, Citgo, cuya mitad está comprometida con Rusia como garantía.
Aunque ese escenario es improbable, PDVSA claramente no tiene suficiente petróleo -o dinero- para satisfacer a sus muchos acreedores, dijo un operador comercial que trabaja en una empresa que regularmente compra crudo venezolano.
“En este punto, todo el mundo está tratando de cobrar las deudas pendientes de PDVSA con la recepción de cargamentos”, dijo el comerciante, hablando en condición de anonimato. “Pero la producción no es suficiente”.