Ámsterdam (AP).- La autoridad antimonopolios de la Unión Europea anunció hoy que ha iniciado una investigación sobre los acuerdos impositivos que Apple, Starbucks y Fiat han concertado con varios países del bloque para determinar si infringen las leyes de competencia.
El comisionado antimonopolios de la UE, Joaquín Almunia, dijo que esos convenios al parecer no son adecuados, aunque debe darse la oportunidad de que respondan las empresas y países implicados, es decir Irlanda, Holanda y Luxemburgo.
“En el actual contexto de presupuestos públicos restringidos, es importante en particular que las grandes multinacionales paguen la parte de impuestos que les corresponde”, declaró Almunia en un comunicado.
Apple tiene un acuerdo con las autoridades fiscales de Irlanda, Starbucks en Holanda y la subsidiaria financiera de Fiat en Luxemburgo como parte de la estrategia de esas firmas para minimizar el pago de impuestos.
Almunia dijo que aunque tales acuerdos son lícitos en teoría, no lo son si otorgan a esas compañías una ventaja sobre la competencia.
Las empresas mencionadas han sido blanco frecuente de críticas por los bajos impuestos que pagan en los países en los que realizan actividades.
Las naciones también se han granjeado las críticas: Irlanda por sus bajas tasas de impuestos, Holanda y Luxemburgo como sedes de compañías fantasma y las tres por su opacidad en torno a este tipo de prácticas.
Almunia dijo que las tres investigaciones anunciadas el miércoles son parte de un vistazo más amplio hacia las normas fiscales en diversos países de la UE y sobre la planificación fiscal “agresiva” de las multinacionales, que, dijo, erosionan la base tributaria de los países.
“¿Por qué tres compañías hoy? Porque estamos comenzando”, dijo Almunia en conferencia de prensa en Bruselas.
Irlanda respondió de inmediato y dijo en un comunicado que “tiene la seguridad de que en este acaso no se ha incurrido en infracción alguna a la norma de la asistencia estatal y defenderemos todos los aspectos vigorosamente”.
Almunia resaltó que no criticaba los regímenes tributarios de los países. Señaló que el punto en cuestión implica “precios de transferencia”, en los que una compañía permite a una parte de sus operaciones cobrar a otra por bienes o servicios en un país a fin de cambiar sus ganancias donde lo desee.