Tacna, la ciudad que permaneció 50 años ocupada por Chile tras la Guerra del Pacífico, y donde aún se mantienen con fuerza los recuerdos de aquel conflicto, se encuentra hoy a la “caza” de turistas del antiguo enemigo, vitales para su economía y desarrollo, indica El Mercurio de Chile.
Las retóricas políticas del pasado, evidentes en los nombres de las calles, plazas y monumentos públicos, no son ahora más que rémoras del pasado que chocan con un presente marcado por la interdependencia, el comercio transfronterizo y la amistad patente en ambos lados de la frontera.
Tal es así que en Tacna acaban de lanzar la guía “Perú, mucho gusto – Tacna, una guía para recorrer y saborear”, un libro orientado a atraer y “atrapar” a los turistas, especialmente a los chilenos, para que se queden en la región y disfruten de todos sus atractivos.
“Perú y Chile son países hermanos, y lo que tenemos que hacer es mirar hacia adelante con nuestros pueblos (…) Queremos que vengan a conocer, que se queden en Tacna más noches y que no sea solo ciudad de paso”, comenta Evelyn Grados, Evelyn Grados, subdirectora de Turismo Interno de Promperú.
La nueva guía de la región ofrece cinco rutas con destinos culinarios por la ciudad y su entorno, además de consejos para disfrutar de los “picantes” (guisos), pasteles de choclo y piscos típicos de la zona, entre otras muchas delicias regionales.
Esta política responde a la “estrategia” peruana para “fortalecer las fronteras como puertas de entrada” del turismo, y que tiene como objetivo aumentar “en un 14 % la llegada de turistas de Chile”, que según expertos en turismo locales llega actualmente a una cifra diaria de “3,000 o 4,000 visitantes”.
Solo el año pasado visitaron Perú cerca de un millón de chilenos, lo que representó el grueso de los alrededor de 3.5 millones de turistas extranjeros que el país registró en 2016, y la mayoría de ellos entró por Tacna.
Eso hace que la presencia chilena en Tacna continúe siendo muy evidente, donde familias enteras procedentes del país vecino pasean, compran, acuden al médico y disfrutan de la comida local entre el beneplácito y la simpatía de los locales y bajo la mirada severa de las estatuas de Miguel Grau y Francisco Bolognesi.
La relación entre los habitantes de ambos lados de la frontera es extraordinaria y fluida, ajena completamente a los ocasionales roces diplomáticos entre los países.
“Mira, la comida es riquísima, la gente muy amable, el trato excelente. Como estar en casa”, dijo Carmen Matías, una visitante chilena de Arica mientras desayunaba en el Mercado Central de Tacna, repleto de familias del otro lado de la frontera.
Christian Riveros, consultor en temas ambientales y turísticos de la región de Tacna reconoció sin ambages que la presencia chilena “dinamiza completamente” la economía local y que lo que ocurre hoy día es un renacimiento de la “interdependencia” económica que existía en tiempos de la colonia española.
“Tacna se forma y crece debido a que Arica era el puerto para salida de la plata boliviana rumbo a España. Tacna servía de centro administrativo y comercial del sistema que unía Potosí (Bolivia) con Arica, para entrada de mercancía y salida de la plata. Eso generó el despegue de la ciudad que se truncó con la Guerra del Pacífico,” explicó.
Riveros criticó a los “recalcitrantes” peruanos que aún se sienten ofendidos por el “acercamiento” entre Perú y Chile y que pervive en algunos sectores políticos, sentimiento que paradójica y “significativamente” crece según uno se aleja de la zona fronteriza que más sufrió el conflicto y que hoy se ve más hermanada que nunca.