(Thomson Reuters Foundation) Pese a estar presente en el Congreso de El Salvador cuando el estado centroamericano votó por convertirse en el primero del mundo que prohíbe la minería metálica, la alegría de Vidalina Morales fue silenciada por la memoria de cuatro colegas activistas asesinados durante en 12 años de campaña.
Acompañada de pancartas con “No a la minería, sí a la vida” y carteles amarillos con cráneos y huesos cruzados, su larga marcha para proteger los frágiles suministros de agua de los daños causados por la mina El Dorado de OceanaGold en Cabañas mostró que los grupos de base pueden tener un impacto nacional, dijo.
“Se me vino a la mente la imagen de los compañeros, pensando que ellos hubieran estado presentes, las emociones que igual hubieran sentido, las emociones de alegría, de satisfacción de ver que nuestra lucha no ha sido en vano”, dijo Morales, presidenta de la Asociación de Desarrollo Económico y Social Santa Marta, en Cabañas, al este de San Salvador.
“La amenaza que mirábamos que podría generar, o que puede generar, la explotación minera es de consecuencia catastrófica”, dijo a la Fundación Thomson Reuters, enumerando los nombres de los colegas cuyas muertes han estado vinculadas al activismo contra la minería.
Expertos dijeron que la votación de la semana pasada para prohibir la minería metálica y el uso de productos químicos tóxicos como el cianuro y el mercurio podría presionar a las compañías para que protejan las fuentes de agua y alentar a otros países a restringir la minería en áreas ambientalmente sensibles.
Divisiones políticas
La prohibición, apoyada activamente por la poderosa Iglesia Católica, que fue capaz de superar profundas divisiones políticas, también podría dar impulso a una necesaria ley de aguas para este densamente poblado país, que ha perdido gran parte de sus bosques y declaró una emergencia por sequía el año pasado, dijeron expertos.
Cerca del 90% de los ríos salvadoreños están contaminados por la industria, aguas residuales municipales y productos químicos agrícolas, mientras que muchas áreas sufren racionamiento y escasez de agua y los agricultores en lugares como Cabañas no pueden cultivar suficientes alimentos.
La minera australiana-canadiense OceanaGold realizó sólo trabajos exploratorios en El Dorado. Pero la explotación total habría absorbido grandes cantidades de agua en el área reseca y corría el riesgo de contaminar los cursos de agua que alimentan al Lempa, uno de los pocos ríos no contaminados que suministran agua a más de la mitad de la población, según expertos.
“Se convirtió en un movimiento nacional porque el agua para toda la población habría sido más contaminada”, dijo Manuel Pérez-Rocha, del Instituto de Estudios Políticos. “La gente tiene claro que hay muy poco beneficio y que afecta mucho al medio ambiente”.
Turbo para una Ley de Agua
Si bien ningún otro país ha establecido una prohibición absoluta, Costa Rica impide la minería a cielo abierto, Argentina no permite la actividad minera en zonas sensibles de glaciares y Colombia se está moviendo para impedir la extracción de oro en partes ya adjudicadas para su explotación.
“Los países están comenzando a decir (…) que puede que estas compañías mineras nos den beneficios a corto plazo por 10 a 20 años, pero luego se van a ir y vamos a tener estos impactos ambientales, que realmente nunca se pueden resolver”, dijo Robin Broad, profesora de la American University en Washington.
Los activistas esperan que la prohibición aumente la presión sobre las mineras más grandes para que usen tecnología más costosa para controlar los daños y asumir la responsabilidad por la degradación causada por las pequeñas explotaciones a las que suelen comprar.
“Todas las minas causan algún tipo de impacto ambiental”, dijo Keith Slack, director mundial de programas sobre industrias extractivas en Oxfam América. “En un lugar como El Salvador y Cabañas, donde ya hay problemas con el agua (…) es difícil ver cómo podría hacerse de una forma responsable”, agregó.
Algunos esperan que la Iglesia Católica -cuyas monjas y arzobispos tomaron las calles para respaldar la prohibición- ayude ahora a aumentar el apoyo a una ley nacional del agua.
“Dentro del país, da mucha esperanza e inspiración para lo que es posible políticamente, ya que tiene el apoyo tanto de la izquierda como de la derecha”, afirmó Paul Hicks, asesor de agua para Catholic Relief Services en América Latina.