Roberto Abusada trabajó de cerca con el exministro de Economía Jorge Camet durante el proceso de estabilización de los años 90. Ha sido testigo de las reformas que más han impactado la economía nacional en las últimas décadas y conoce los retos del funcionamiento del Estado.
A propósito del aniversario 25 de Gestión, el economista reseña uno de los pasajes que transformaron la dinámica del país en los últimos años: su reintegración a los sistemas financieros.
Después del ‘fuji-shock’ y la liberalización de precios se tenía que conseguir dinero del exterior porque la recaudación era muy baja…
Sí, pero era muy difícil porque el país había sido declarado inelegible por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que habría sido nuestra tabla de salvación. Éramos deudores del Fondo, en el Banco Mundial éramos deudores con atrasos y teníamos problemas con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). No podíamos establecer acuerdos allí.
¿A quién se acudió?
Se consiguió ayuda del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) y el BID puso US$ 250 millones. Entonces se consiguió un sistema para que el Banco Mundial reanudara los préstamos con el Perú, en primer lugar para pagar los intereses con el mismo BM, pero este no tenía que desembolsar el dinero, porque un desembolso habría equivalido a una refinanciación. Y si el BM refinanciaba a cualquier país perdía su categoría crediticia de triple A y después no podría levantar dinero en el mercado. Entonces pasaron dos años donde fuimos cumpliendo condiciones del BM y del BID.
¿Qué tipo de condiciones?
Era básicamente mantener el programa que habíamos diseñado. Y es que después de las subidas de precio era como si hubiera caído una bomba atómica al país. Nadie creía que el programa se podía mantener, pero fue increíble ver cómo después de unos pocos meses el mercado empezó a proveer los bienes y servicios, la oferta empezó a aumentar y los precios se empezaron a estabilizar. Estas condiciones fueron monitoreadas por Fritz Du Bois, quien era asesor de ministro en ese momento.
¿Y cómo se dieron los préstamos sin refinanciación?
Se pidió dinero al Japón y al Tesoro americano por unas horas.
¿Cómo así?
Fueron préstamos de varios cientos de millones de dólares por unas horas. Se llaman créditos puentes. Suena gracioso, pero preparar toda la documentación fue un papeleo legal muy grande que duró meses. Normalmente los créditos puentes duran tres o seis meses, pero esto seguía casi un mecanismo de guerra. Se desembolsaba el dinero de Japón y de EE.UU., se le pagaba al BM, el BM desembolsaba los préstamos y se devolvía el dinero a Japón y a EE.UU. Con esto se consiguió la figura de que el BM nunca nos refinanció la deuda. Y ese fue el comienzo del acceso al sistema multilateral de créditos.
¿Qué vino después?
Habíamos hecho un primer intento de arreglar los créditos estatales con otros países en el club de París. Luego, prácticamente fuimos con una gorra a pedir limosna a lo que se llamó “Grupos de apoyo” donde se juntaron muchos países para ayudar al Perú. Después, el financiamiento exterior fue más fácil y pudimos empezar a atender nuestras necesidades porque la hiperinflación había destrozado la recaudación.
¿Y el sistema financiero comercial?
Ese fue un proceso también largo. Eran decenas de bancos. Y para sentarnos a la mesa nos pidieron que les empecemos a pagar algo. Entonces, negociamos cuánto podíamos pagarles, así hasta que recién con el plan Brady terminó la reestructuración de la deuda.
¿Fue un proceso exitoso?
El Perú era un paria y había que convertirlo en un país normal. He oído decir al presidente Humala que la estabilización no es mérito de ningún gobierno y coincido con él, porque la gente entendió (el proceso de reformas) y mientras veía algo de resultados lo fue apoyando.
