¿Por qué los ingresos de quienes más ganan subieron tanto después de 1980? Una razón fue el auge de los mercados de activos, que aumentó la afluencia de capital de las acciones y la vivienda. Pero gran parte del avance se dio porque los ricos ganaron mucho más en salarios, bonificaciones y otros ingresos laborales.
Para citar un ejemplo bien conocido, los máximos responsables ejecutivos a fines de la década de 1970 ganaban un poco más que 20 veces el sueldo promedio de los trabajadores; desde mediados de la década de 1990, la cifra ha sido de más de 200 veces.
¿Por qué a quienes más ganan se les paga tanto más que antes? Podría ser el resultado de cambios naturales en la demanda. Conforme la tecnología y la globalización tornaron a los mercados más complejos y a las decisiones estratégicas, más importantes, las compañías simplemente podrían tener una necesidad mucho mayor de ejecutivos y gerentes calificados. Esa demanda, a su vez, podría elevar los salarios en profesiones que compiten por una fuerza laboral altamente calificada, como el derecho, la medicina y las finanzas.
Pero otra posibilidad es que los ricos estén ganando más a causa de cambios en las políticas gubernamentales. Es una creencia general que las políticas de Estados Unidos se volvieron mucho más favorables para los ricos a partir del Gobierno de Ronald Reagan. Y como sería de esperar, los países desarrollados de Europa y Asia no han visto un aumento comparable en los ingresos de los ricos. Eso convierte a las políticas en el principal sospechoso.
¿Pero qué hicieron Reagan y sus sucesores para aumentar los ingresos de los ricos? El mayor cambio en las políticas fue el recorte de impuestos: un proceso que empezó después de la Segunda Guerra Mundial cuando las tasas marginales superiores del ingreso a la renta eran extremadamente altas.
Y de hecho, una cantidad de personas ahora argumentan que los recortes fiscales de Reagan ocasionaron el aumento de los ingresos más altos. Esa es la conclusión de un nuevo ensayo de los economistas Thomas Piketty, Emmanuel Sáez y Stefanie Stancheva.
A primera vista, esto parece ser lo opuesto de lo que debería haber ocurrido. Si los impuestos a las ventas se desvanecieran mañana, usted casi con seguridad pagaría menos por un lavarropas, y no más. En el mercado laboral, una compañía es la compradora de la mano de obra. Por lo tanto, si los trabajadores son como lavarropas, uno esperaría que los impuestos a la renta funcionaran como los impuestos a las ventas: un recorte del impuesto a la renta haría que la gente tuviese un ingreso neto más alto, pero permitiría a los empleadores reducir los salarios brutos.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta fines de la década de 1970, esa simple historia de introducción a la Economía parece encajar con los datos de Estados Unidos. Las tasas fiscales más altas bajaron, y también lo hizo la participación en el ingreso del 1% más alto. En términos generales, también coincide con lo sucedido después de 1990: las tasas impositivas subieron desde su mínimo de 28% a fines de los años 80, volvieron a hundirse luego de los recortes fiscales de George W. Bush y luego regresaron a cerca de 40%. Al mismo tiempo, los ingresos más altos aumentaron. El único momento en que los ingresos más altos subieron mientras las tasas fiscales más elevadas caían en Estados Unidos fue a fines de la década de 1980.
Pero Piketty y los otros autores analizaron un grupo de diferentes países y encontraron una correlación negativa entre las tasas fiscales y los salarios de los ricos desde 1960, lo que significa que cuando las tasas fiscales bajan, los ricos obtienen una paga más alta. Parte de esto se debe a que los ricos empezaron a trabajar más, y también a que dejaron de esforzarse tanto por evitar impuestos. Pero una gran parte de la correlación sigue sin explicarse.
Piketty y los otros autores tienen una hipótesis para explicar por qué impuestos menores pueden dar lugar a salarios más altos para la fuerza laboral del extremo superior. Dicen que se trata tan solo de la negociación salarial. Cuando las tasas fiscales son altas, un CEO puede no gastar energía en negociar duro por un paquete de compensaciones extraordinario. Pero si se baja la tasa fiscal, de pronto tiene sentido realizar un mayor esfuerzo para exprimir a las compañías en busca de algo más. Esto también se llama efecto de la “mano que se apodera”.
Esta es la teoría, de todos modos. A mí no me convence. Aparte del hecho de que la correlación estadounidense no parece encajar en el modelo, toda la historia de Piketty y los otros autores se basa en que el esfuerzo es muy costoso. Pero ¿cuán difícil es pedir más dinero u opciones de acciones? No tengo datos sobre cuánto de su tiempo dedican ejecutivos y gerentes a negociaciones salariales, y no estoy seguro de que existan tales datos, pero dudo de que el cambio haya sido tan drástico.
Cuando los economistas invocan modelos basados en el esfuerzo, suelo ser escéptico. Creo que la mayoría de las personas intentan tanto cuanto pueden, la mayor parte del tiempo. Y eso incluye a los ejecutivos que se esfuerzan para que se les pague más.
Entonces, ¿por qué los impuestos más bajos se correlacionan con los salarios más altos en la mayoría de los países? Sigue siendo un misterio. Si los economistas nos quieren vender el efecto de la “mano que se apodera”, creo que deberán aportar evidencia empírica que lo demuestre en forma directa.
Esta columna no refleja necesariamente la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.