Los pueblos originarios deben ser incorporados a la economía moderna, dice exviceministro canadiense

Dennis Wallace señaló que pese a que su país no ha suscrito el Convenio 169 de la OIT, ha logrado establecer relaciones de colaboración mutua con los indígenas e incorporarlos al modelo de desarrollo. Destacó que “lo importante para los pueblos originarios es tener sus propias fuentes de ingresos”.

Minería en Canadá. (Bloomberg)
Minería en Canadá. (Bloomberg)

El exviceministro de Asuntos Indígenas y Desarrollo de Canadá, Dennis Wallace, aseguró que las estrategias establecidas por su país para relacionarse con las comunidades originarias son “de las mejores (…) que existen hoy en el mundo”, principalmente porque le permiten a estos grupos crear negocios que les generan ingresos económicos propios.

Canadá, así como otros países que extraen materias primas, no ha suscrito el Convenio 169 de la OIT, el que establece, entre otras exigencias, que los Estados deben consultar a los indígenas sobre cualquier decisión -principalmente inversiones-que los puedan afectar. Wallace explicó que su país ha puesto en marcha “una experiencia hecha para Canadá, que ha tomado lo mejor de las estrategias de Estados Unidos y Nueva Zelandia”.

Indicó que esta estrategia ha permitido que en algunos territorios se establezcan gobiernos independientes para el manejo de tierras, educación y desarrollo económico, e incluso ha llevado a que los indígenas que viven en esas zonas controlen los impuestos.

“Lo importante para los pueblos originarios es tener sus propias fuentes de ingresos para así poder ser más independientes”, opinó.

Wallace citó como ejemplo lo sucedido en la ciudad de Kamloops, en la provincia de la Columbia Británica, donde los pueblos originarios han desarrollado su propia economía y han logrado convertirse en socios de las municipalidades, contribuyendo de manera muy importante al desarrollo de la región. “Tienen viñas para hacer vinos, canchas de golf, desarrollo turístico, y les está yendo muy bien”, subrayó.

Mencionó que “otra zona muy exitosa ha sido Labrador, en la costa atlántica, donde un miembro de una comunidad indígena puede llegar a ganar cien mil dólares canadienses en la industria de los diamantes trabajando dos o tres semanas en la mina (…) Esos mismos grupos participan de un número interesante de negocios, proporcionan servicios a las minas de diamantes y han llegado a ser dueños de estas empresas”.

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