El Programa de Manejo Forestal Sostenible (MFS) promovió en el Perú y demás países andinos, el fortalecimiento de cadenas productivas para agregar valor a los productos forestales del bosque, principalmente, los no maderables, logrando mejorar así los ingresos de familias rurales.
Además impulsó mecanismos innovadores como la mitigación del cambio climático, la regulación del clima, la cantidad y calidad del agua.
Durante el 2011-2015, el MFS financió en los países andinos a 24 proyectos piloto y estudios de factibilidad para encontrar soluciones innovadoras a barreras en el sector forestal y luego replicarlas o escalarlas con el aporte financiero del Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia.
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Dentro de las iniciativas innovadoras más relevantes, se encuentra, según Manuel Mavila, coordinador técnico regional del MFS, el Fondo de Agua Quiroz, desarrollado en Perú.
“Es un mecanismo voluntario donde las Juntas de Usuarios de Riego de San Lorenzo y Chira aportan un porcentaje de sus ingresos para solventar actividades de conservación de bosques y producción sostenible en la parte alta de la cuenca, de modo que garantizan la cantidad y calidad de agua que requieren para el riego de sus cultivos de exportación, como en Tambogrande, de donde se exporta la mayoría de limones y mangos del Perú”, explicó Mavila.
Otra de las iniciativas destacadas es la de REDD+ en Bosque Seco, primer proyecto de este tipo que se adapta a un ecosistema tan vulnerable como el bosque seco, hábitat de especies en extinción como la pava aliblanca.
Este proyecto propició que los Gobiernos Regionales de Tumbes, Piura y Lambayeque establezcan acciones concertadas para la conservación de estos ecosistemas en sus jurisdicciones.
En un área de 40 hectáreas y con suelos degradados por ganadería en la Amazonia baja del Perú (Pucallpa, región Ucayali), el Programa de MFS desarrolló un paquete tecnológico con silvicultura innovadora para la instalación y manejo de cinco especies de árboles maderables.
Con tecnología innovadora se logró entre 83 y 93% de sobrevivencia de la plantación, mucho mayor que con tecnología convencional (entre 20 y 70%).
“La investigación aplicada y las proyecciones realizadas demuestran que el manejo profesional y la tecnología innovadora es imprescindible para obtener incrementos significativos en productividad y proyectar un negocio rentable y sostenible”, comentó Mavila.
El especialista estimó que la iniciativa permitirá al pequeño productor tener una plantación con una tasa interna de retorno de 15%, y un mediano productor o inversionista de 18%.
A nivel macroeconómico, las plantaciones forestales constituyen la posibilidad más concreta para incrementar el Producto Bruto Interno (PBI) forestal y revertir el déficit comercial de los países andinos, que es de alrededor de US$ 1,500 millones.
“Se estima que se puede crear un empleo por cada cuatro hectáreas de plantaciones y muchos de estos nuevos empleos pueden ser destinados a mujeres y jóvenes provenientes de poblaciones rurales donde existe pobreza”, enfatizó.
Asimismo, el Programa de MFS desarrolló en el Valle de Palcazú (Oxapampa en Pasco) una línea de biojoyería que emplea recursos maderables y no maderables aprovechados de manera sostenible.
“La innovación ha logrado un modelo de producción sostenible con enfoque empresarial, en el cual las artesanas participan directamente en todo el proceso en su calidad de socio emprendedor. Asimismo, se logró establecer alianzas comerciales que permiten la penetración en mercados nacionales e internacionales para la promoción y comercialización de sus productos por diversos canales”, comentó Mavila.
El negocio de biojoyería ha permitido la creación de empleo a mujeres de cinco comunidades Yanesha, cuya labor les proporciona un aporte de ingresos significativo, con promedios que superan el jornal habitual de la zona (US$ 305 es el jornal anual de una familia Yanesha, menos de US$ 1 al día).
Beneficios
En la presentación oficial de los resultados de la iniciativa privada, se informó que en los cuatro países, el programa de MFS cuenta con alrededor de 28,000 beneficiarios directos e indirectos. Además, logró conservar 18,212 hectáreas de bosque y existe un potencial de 707,034 mil hectáreas de deforestación evitada.
Los proyectos presentados y certificados tienen proyecciones de mitigación de 30 millones de tCO2e en 30 años.
El darle valor agregado a los productos forestales, permitió que se diversifique los ingresos de las familias rurales. El potencial de incremento de ingresos con las innovaciones más sostenibles es entre 15 y 100%.