Lima (Andina).- La seguridad alimentaria de la población, especialmente de las zonas alto andinas, es principal meta no solamente para este año sino hasta el 2016, señaló la ministra de la Producción, Gladys Triveño.
Subrayó que la política del Gobierno es combatir la desnutrición, y qué mejor si eso lo hace a través del consumo de productos del mar, especialmente de pescado, uno de los recursos más recomendables para la alimentación de niños, jóvenes, adultos y ancianos.
Informó que para cumplir ese cometido se está realizando diferentes campañas, entre ellas A Comer Pescado, en la que se distribuye anchoveta, jurel, tollo, caballa, y pota o calamar gigante a precios populares.
Durante su presentación ante el Congreso de la República, indicó que estos alimentos populares han sido distribuidos en considerables proporciones el año pasado.
Dijo que, por ejemplo, se repartió más de 35,000 toneladas de jurel, 13,000 toneladas de caballa, 539 mil toneladas de tollo y 1,480 toneladas de calamar.
Manifestó que se han emitido diferentes directivas para regularizar la operatividad de embarcaciones artesanales anchoveteras menores de diez metros cúbicos de capacidad de bodega, para que puedan faenar dentro de las dos millas de costa, así como para que no pesquen en zonas tradicionales de pesca selectiva como la lisa, cabrilla y cojinova.
Señaló que una norma dispone la organización de grupos operativos supervisores para que, conjuntamente con personas de los gobiernos regionales y locales, ejecuten labores de fiscalización y de captura de embarcaciones no autorizadas que se han presentado en gran cantidad.
Aseguró que no está permitido el sistema de descarga para la pesca en el litoral, como el absorvente, que es utilizado por naves industriales.
La ministra añadió que existe una prohibición para que embarcaciones artesanales anchoveteras de menor escala utilicen este método.
Agregó que fue normal y sustantivo el comportamiento de la producción de productos pesqueros basados en la anchoveta, y en el 2012 los productos pesqueros para el consumo humano llegaron casi a 60,000 toneladas, especialmente en enlatados.