Lisboa (Reuters).- Los sindicatos portugueses realizaron una huelga general contra las implacables medidas de austeridad que han profundizado la peor recesión económica desde la década de 1970, pero el apoyo era desigual y parecía poco probable que el Gobierno se retractara.
Las huelgas previas y las protestas contra los duros términos del rescate de 78,000 millones de euros (100,000 millones de dólares) a Portugal de la Unión Europea y el FMI en 2011 han sido sobre todo pacíficas, al contrario de lo ocurrido en Grecia o más recientemente en Brasil y Turquía.
La huelga del jueves también tuvo un comienzo pacífico. Sin embargo, el transporte público sufría una paralización virtual mientras los portugueses, algunos con demasiadas necesidades como para unirse a la huelga, expresaban su malestar y desesperación sobre las políticas que han llevado el desempleo a niveles récord.
“Es simple, si no trabajo, no como. El Gobierno me disgusta, la austeridad nos está asfixiando, pero protestar no alimentará a mi familia”, dijo Augusto Nery, un electricista de 53 años.
Los sindicatos esperan que la cuarta huelga general en dos años obligará al Gobierno a impulsar el crecimiento económico y aliviar las medidas de austeridad, incluida la subida de impuestos más abrupta que se recuerda.
Los trenes no funcionaban, mientras que los servicios de metro y ferry estaban detenidos en Lisboa. Muchas rutas de autobús estaban suspendidas, obligando a aquellos que acudieron a trabajar a hacer trayectos alternativos más largos y conmenos autobuses de lo habitual.
La recogida de la basura se suspendió en muchas ciudades y localidades, los ayuntamientos se cerraron y la flota pesquera en la región del Algarve estaba amarrada a puerto. La aerolínea de propiedad estatal TAP ha advertido de posibles interrupciones, pero no canceló ningún vuelo hasta ahora.
Los sindicatos CGTP y UGT que convocaron la huelga concentran más de un millón de afiliados entre ambos.
Pero muchos empleados del sector privado acudieron a trabajar y los restaurantes y las tiendas estaban abiertos como siempre. Las familias trabajadoras a menudo no se pueden permitir perder el sueldo de un día en el tercer año de recesión, especialmente con un desempleo cercano al 18%.
“Estas políticas de austeridad castigan el país, vulneran a la gente, penalizan a los trabajadores y pensionistas, así que la huelga será un grito de resistencia a esas políticas”, dijo Carlos Silva, líder del sindicato UGT, que cuenta con 500,000 afiliados, pero reconoció que “el sector privado siempre tiene menos condiciones para unirse a la huelga”.
Con las temperaturas más calurosas en lo que va de año esta semana en el país, muchos jóvenes podrían preferir ir a la playa en lugar de participar en las protestas previstas para el día.
“Dado el nivel de descontento público con la coalición, las manifestaciones generarán un ruido considerable. Aún así, las protestas probablemente no afecten la postura del Gobierno”, dijo Antonio Barroso, un analista político basado en Londres en la firma de asesoría Teneo Intelligence, en una nota.
El Gobierno formado por una coalición de centroderecha cuenta con una cómoda mayoría en el Parlamento y no hay indicios de que vaya a cambiar su objetivo de poner fin al acuerdo de rescate para mediados de 2014.