¿Qué se puede hacer con el Perú? Esa es la pregunta clave que Piero Ghezzi, exdirector ejecutivo de Barclays, intenta responder en su último libro, escrito junto a José Gallardo, que lleva por título esta interrogante planteada.
En entrevista con Gestion.pe, Ghezzi explicó qué le hace falta a nuestro país para poder caminar verdaderamente sobre la senda del desarrollo, que sea sostenible en el largo plazo y sea menos vulnerable ante un escenario internacional cambiante.
¿Qué podemos hacer como país para ser menos vulnerables ante los choques externos?
Hay que hacer cambios sustanciales. El Gobierno actual ha sido un cambio respecto al anterior en el sentido en que ha reforzado significativamente la política social, pero claramente el modelo actual no es suficiente; no solo para reducir la vulnerabilidad externa, sino para poder ser capaz de sostener el crecimiento. Mi impresión es que el crecimiento, como va, se va a agotar. No necesitas que el mundo se desacelere o que tengas una caída de precios de materias primas. Simplemente con que no sigan subiendo de manera sustancial, vas a tener una economía peruana que se desacelere. Los problemas de infraestructura física, humana, debilidad tecnológica, costo creciente de energía y los problemas institucionales te pueden pasar la factura y hacer que el crecimiento se estanque.
Tal vez no en el siguiente par de años, pero claramente a partir del 2016 o 2017 podríamos tener un estancamiento sustancial de la economía si no se hacen cambios ahora. Creo que la actitud de triunfalismo excesivo que ha reinado por algún tiempo ha sido la equivocada, porque ese riesgo de complacencia es el que hace que no estemos preparados para un mundo más competitivo. Todo el mundo mejora, el Perú tiene que mejorar y mejorar más que el resto.
¿El Perú está en condiciones de reformar la economía como lo está haciendo China?
Yo creo que sí. Yo creo que estamos en un momento preciso por varias razones. Primero, ya sabemos qué cosa funciona en el modelo y qué cosa no funciona después de 20 años. Ya sabemos que el crecimiento solo no mejora la educación, por ejemplo. La pobreza monetaria mejora pero la educación no mejora, la salud no mejora, la institucionalidad no se fortalece, la corrupción no cae.
También sabemos que las presiones al crecimiento están viniendo hacia abajo y hay que traer nuevas fuentes y sectores de crecimiento. Tenemos cierto margen de maniobra, tenemos una ventana de un par de años para empezar a hacer cosas. Creo que estamos en un buen momento, ahora hay más personas más dispuestas a escuchar alternativas y darse cuenta que, dentro de los principios económicos, hay margen para hacer ajustes “no cosméticos”, sino sustanciales para aumentar nuestras capacidades productivas y fortalecer al Estado.
¿Podríamos aplicar un modelo como los países nórdicos para desarrollarnos a partir de materias primas y servicios?
Tenemos que pensar en un modelo estilo Perú. Cada país tiene que encontrar su propio modelo de desarrollo. Diríamos que los países que logran crecer de manera sostenida terminan incorporando nuevos sectores a la economía. La historia internacional te muestra que los países que se han desarrollado se han industrializado. Eso lleva a algunos que el único camino al desarrollo es la industrialización, pero la realidad es que ahora se ven clusters y que la industrialización ya no tiene las características del pasado. Ahora los países ya no producen todo de principio a fin, sino produciendo ciertos insumos. Yo diría que lo que hay que encontrar es qué otras áreas tienen los beneficios que antes tenía la industrialización.
La industrialización de antes tenía dos beneficios altos: permite hacer un catch-up rápido con el mundo y tiene alta productividad. Mover gente de un sector de poca productividad al sector industrial manufacturero de reditúa ganancias muy rápidas. Pero la industria de hoy es diferente a la de antes y el Perú -en mi opinión-, tiene muy pocas probabilidades de ser un país industrializado en ese sentido. Estamos muy alejados de los centros industriales y los clusters industriales. Hay que encontrar, dentro del sector servicios posiblemente, qué sectores tienen esos beneficios de alta productividad y catch-up con el resto del mundo.
¿Y cómo ve el manejo de los programas sociales en este Gobierno?
Honestamente, mi impresión es que si no haces política social, no cometes errores. Yo creo que este Gobierno ha tenido el interés de fortalecer la política social. Dentro de las restricciones que te dan una burocracia nueva y un Estado débil, es más difícil tener éxito desde el comienzo. A fin de cuentas, la política social de este Gobierno tiene varios éxitos y es una apuesta en la dirección correcta.
Lo que hay que entender es que es solo parte del problema, hay que mejorar nuestras capacidades productivas y estos programas solo van hasta cierto punto. La inclusión social real es hacer al poblador más productivo, y eso pasa por educación, salud y otras áreas para que se pueda sostener el crecimiento. El riesgo es que no haya sostenibilidad: hay un shock, se cae el gasto y la gente pasa de nuevo a ser pobre. Los programas están muy bien intencionados, claramente hay que seguir mejorándolos y esto es un proceso continuo.