Urge que las pequeñas empresas, que representan más del 90% del tejido empresarial del país, redefinan sus estrategias comerciales e identifiquen las ventajas competitivas de sus productos y servicios.
Así, se reducirán los riesgos que causan el rápido avance de la tecnología y comunicaciones, que afecta al 70% de estos emprendimientos que no sobreviven a la segunda generación porque no han desarrollado la capacidad de innovar.
Walter Esquivel, exdirector ejecutivo de William F. Glavin Centro de Gestión Global de Babson College, explica que la debilidad de las empresas familiares en el Perú es que no apuestan por crecer ni buscan ser líderes en sus categorías.
Muchas no invierten en potenciar sus ventajas competitivas ni arriesgan, por lo que sucumben ante empresas con mayores estándares de eficiencia que llegan con novedades al mercado local.
El especialista, quien brindó charlas de Emprendimiento en la Universidad Privada del Norte (UPN), destaca que quienes dirigen las mypes deben cambiar su mentalidad operativa por una estratégica para planificar su crecimiento.
Además, recomienda definir con anticipación al sucesor del negocio para trabajar en su profesionalización. Así, asumirá el liderazgo de la empresa, modernizará sus procesos y renovará su oferta.
Señala que las familias empresarias deben conjugar la visión de todos los integrantes, definir el estilo de liderazgo y regular los comportamientos de la cultura familiar.
Agrega que deben establecer un protocolo familiar que defina los dividendos y el nivel de riesgo que están dispuestos a asumir. La clave es perder el miedo al fracaso, desarrollar una mentalidad inversionista y conocer a la competencia.