EFE.- La mitad de los trabajadores chilenos gana en promedio 350,000 pesos al mes (unos US$ 538), según un estudio del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) elaborado con datos del trimestre octubre-diciembre del 2016.
En cuanto a la distribución por sexos, el monto de ingreso mediano promedio de los hombres llegó a 399,790 pesos mensuales (US$ 615), mientras que el de las mujeres se situó en 300,000 pesos (US$ 461), lo que evidencia una brecha salarial del 25%, ligeramente superior al 24.8% del mismo periodo del 2015.
El ingreso laboral promedio de los trabajadores en Chile es de 517,540 pesos al mes (unos US$ 796), con una diferencia de ingresos entre hombres y mujeres de 31.7 %, según este estudio, denominado Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE.
El estudio indica que la población ocupada de la región austral de Magallanes y la Antártica Chilena es la que posee los ingresos medio y mediano más altos: 726,084 (US$ 1,.117) y 499,737 pesos (US$ 768), respectivamente.
En tanto, los trabajadores de la región de La Araucanía, donde se concentra la población de origen mapuche, tienen los ingresos medio y mediano más bajos de Chile: 383,876 pesos (US$ 590) y 285,476 pesos (US$ 439), respectivamente.
Esta encuesta evidencia una relación positiva y creciente entre el ingreso y el nivel educativo, un fenómeno que ya había quedado de manifiesto en mediciones de años anteriores.
Los mayores ingresos mensuales medio y mediano los obtienen quienes tienen postgrado 1’676,186 pesos (US$ 2,578) y 1’230,000 pesos (US$ 1,892), mientras que los menores ingresos los reciben las personas con educación primaria 259,667 pesos (US$ 399) y 250,000 pesos (US$ 384), respectivamente.
Chile es un país que se ubica entre los que tienen la más alta desigualdad de ingreso en la región, comentó la directora del INE, Ximena Clark, quien subrayó que “la distribución del ingreso está muy sesgada hacia los niveles de ingreso más bajo”.
Para el economista de la Fundación Sol Marco Kremerman, los datos que revela esta encuesta son lamentables, porque demuestran que en la mayoría de los hogares, la fuente de ingresos no permite “superar la pobreza o situaciones permanentes de vulnerabilidad”.