Bloomberg.- Las mejoras constantes en la expectativa de vida estadounidense se han estancado, y más ciudadanos de ese país mueren a edades más tempranas. Esta tendencia preocupante podría tener, sin embargo, una ventaja macabra para las compañías agobiadas bajo el peso de sus obligaciones jubilatorias:
Si las personas no viven tanto como se proyectaba hasta hace apenas unos años, sus empleadores en definitiva no deberán pagarles tanto en pensiones y en otros beneficios de retiro para toda la vida.
En 2015, la tasa de mortalidad estadounidense la proporción ajustada por edad de individuos que mueren creció levemente por primera vez desde 1999.
Y en los dos últimos años, al menos 12 grandes empresas, desde Verizon hasta General Motors, han dicho que las recientes disminuciones en la mejora de la mortalidad las han llevado a rebajar sus estimaciones relativas a cuánto podrían deber a sus jubilados por encima de un total de US$ 9,700 millones, según un análisis de Bloomberg de presentaciones de documentación de las empresas.
“Las hipótesis revisadas que indican una longevidad acortada” llevaron, por ejemplo, a Lockheed Martin a ajustar sus obligaciones de retiro estimadas hacia abajo por un total de unos US$ 1,600 millones para 2015 y 2016, dijo en su último informe anual.
Las tendencias en materia de mortalidad son solo una pequeña parte del cálculo que hacen las empresas cuando estiman lo que deben a sus jubilados y, efectivamente, otros factores hicieron subir en realidad las obligaciones de retiro de Lockheed el año pasado.
Variables como los retornos sobre los activos, los niveles salariales y los costos de salud pueden provocar grandes oscilaciones en lo que las compañías prevén que deberán pagar a los jubilados.
Que las personas estén muriendo a una edad levemente más joven no curará los males de las empresas estadounidenses en materia de pensiones, pero el hecho de que las compañías lo estén teniendo en cuenta demuestra lo grave que es el cambio en las tendencias de mortalidad en Estados Unidos.
Tampoco se trata solo de las pensiones corporativas; el cambio también afecta la Seguridad Social, el programa del gobierno para los jubilados.
Los últimos datos disponibles “muestran reducciones continuas de mortalidad que generalmente son inferiores a las proyectadas”, según un informe fechado en julio del actuario principal del programa.
Los aumentos de la longevidad no alcanzaron lo que se proyectaba en el informe del año pasado, lo que llevó a una leve mejora en la perspectiva financiera del programa.
“Históricamente, las tasas de mortalidad anuales han tendido a bajar año tras año”, dice R. Dale Hall, director ejecutivo de investigación en la Sociedad de Actuarios.
Esta asociación profesional recopila datos sobre mortalidad que muchos planes de pensión privados utilizan en sus proyecciones. “Ha habido realmente un poco de desaceleración en la mejora de la mortalidad en EE.UU.”, dice Hall.
No habiendo ni guerra ni epidemia, es inusual y alarmante que las expectativas de vida dejen de mejorar en los países desarrollados, ni hablar de que empeoren.
“La mortalidad es de alguna manera la punta del iceberg”, dice Laudan Aron, experta en demografía e investigadora en el Urban Institute. “Es un reflejo de un montón de condiciones de vida subyacentes”.
La trayectoria en baja de las expectativas de vida en EE.UU., especialmente cuando se la compara con la de algunos países ricos, debería ser “un tema nacional urgente como cualquiera de los que está en nuestra agenda nacional”, dice.