Menor competitividad en manufactura sería más grave para México y Brasil que para Chile y Perú, según BBVA

Para el banco, los países que han logrado mejorar el entorno institucional y reducir los costes logísticos y energéticos, como Chile y Perú, han sido los que menos competitividad han perdido y más competitividad han ganado.

(Foto: Difusión)
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Aumentar la competitividad: el desafío de América Latina

Enestor dos Santos
Economista Principal para América Latina de BBVA Research

América Latina ha logrado crecer a una tasa anual de 3,7% en la última década y ha reducido sus vulnerabilidades internas y externas. Sin embargo, en muchos países, el crecimiento y la transición hacia el desarrollo han estado acompañados por la apreciación de los tipos de cambio, el aumento de los costes laborales y, en algunos casos, un aumento de la presión tributaria.

Consecuentemente, hay una preocupación creciente de que estos factores puedan haber generado una pérdida de competitividad de las economías de la región en los últimos años, a pesar de que, en general, los países han implementado reformas para mejorar el entorno institucional y aumentar la productividad.

Esta preocupación está centrada particularmente en el sector manufacturero, que no se benefició de un fuerte aumento de sus precios en los mercados globales —a diferencia del sector productor de bienes primarios— y que está mucho más expuesto a la competencia internacional que los sectores no comercializables, como el de servicios.

En todo caso, una posible pérdida de competitividad del sector manufacturero representaría un mayor problema cuanto mayor sea el peso de dicho sector en la economía. Así, una menor competitividad de los productos manufacturados sería muy probablemente un problema más grave para México y Brasil que para Chile y Perú, por ejemplo.

En un estudio reciente sobre este tema , hemos llegado a la conclusión que el tipo de cambio, los costes laborales y la productividad del trabajo fueron los principales determinantes de la evolución de la competitividad manufacturera en la última década. Tras evolucionar de manera relativamente favorable entre 2002 y 2007, la competitividad del sector manufacturero en América Latina, ha disminuido en la mayoría de países entre 2007 y 2012. Este deterioro reciente, que ha sido más marcado en países como Brasil y Colombia, está relacionado con el mantenimiento de un tipo de cambio en niveles más apreciados, presiones de los costes laborales y un insuficiente avance de la productividad de la mano de obra.

Uno de los muchos elementos que corrobora nuestra conclusión de pérdida de competitividad en los últimos años es que las exportaciones de manufacturas de los principales países de la región han crecido menos que las exportaciones mundiales de productos manufacturados. En otras palabras, el sector manufacturero de los principales países de la región ha perdido cuota de mercado respecto al resto del mundo.

La principal excepción a estas conclusiones es México, donde las ganancias de competitividad en el sector manufacturero continuaron más allá de 2007, en parte porque el tipo de cambio se mantuvo más depreciado y tanto los costes laborales como la productividad laboral presentaron un desempeño más favorable que en los países de América del Sur. Sin embargo, a partir del 2011 la reversión de estas tendencias está dificultando las ganancias de competitividad del sector manufacturero mexicano.

A pesar del papel desempeñado por los tres principales determinantes de la competitividad (tipo de cambio, costes laborales y productividad), no se debería llegar a la conclusión de que el impacto de las demás variables que afectan la competitividad del sector manufacturero fue despreciable.

Los países que han logrado mejorar el entorno institucional y reducir o mantener bajo control los costes logísticos y energéticos han sido los que menos competitividad han perdido en el último lustro y más competitividad han ganado en el período 2002-2007. Este ha sido el caso de Chile y Perú, por ejemplo.

Mirando hacia adelante, la recuperación del crecimiento en los países desarrollados, aunque gradual, y la retirada de los estímulos monetarios introducidos en los años anteriores por la Reserva Federal de Estados Unidos podrían poner fin (o al menos frenar) a los procesos de apreciación real de los tipos de cambio de los países de la región y de pérdida de competitividad de los sectores manufactureros.

En tal entorno, un mejor marco institucional, más y mejores infraestructuras, una carga tributaria adecuada y un aumento del capital humano a través de mejoras en la educación y la salud, entre otros factores, ayudarán a crear márgenes para un nuevo período de aumento de la competitividad industrial en los países de la región.

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