El tono del informe WEO de abril de 2016 es negativo. El FMI indica que “la proyección de base del crecimiento mundial en 2016 es un modesto 3.2%; o sea, en general similar al año pasado y refleja una revisión a la baja de 0.2 puntos porcentuales con respecto a lo previsto en la actualización de enero de 2016 del presente informe.
Según las proyecciones, – destaca Macroconsult – la recuperación se afianzará a partir de 2017, impulsada más que nada por las economías de mercados emergentes y en desarrollo, a medida que comiencen a normalizarse gradualmente las condiciones en las economías sometidas a tensión. Con todo, la incertidumbre se ha agudizado y el riesgo de que se concreten escenarios de crecimiento más débil está cobrando forma. Dada la fragilidad de la coyuntura, se hace más apremiante lanzar una política de respuesta amplia para elevar el crecimiento y enfrentar las vulnerabilidades”.
Es claro que para el FMI las condiciones son menos favorables que hace tres meses y más aún con respecto al informe de octubre. La revisión a la baja en el crecimiento se hace en todos los países, salvo para el caso de China. La revisión para Estados Unidos se veía venir dado que, en el último trimestre del año pasado, el crecimiento se desaceleró notablemente.
Para China, el crecimiento se revisa a 6.5% en 2016, desde 6.3% en enero. Si bien esta es una buena noticia para las economías exportadoras de commodities como el Perú, hay que tener en cuenta que el FMI ve a la economía china como uno de los principales riesgos para el crecimiento global. En principio indica que a la turbulencia financiera que se ha manifestado en los últimos meses se suman “las inquietudes en torno al impacto internacional que tendrá la rectificación de los excesos observados en la economía china a medida que se oriente hacia una trayectoria de crecimiento más equilibrado tras una década de vigorosa expansión del crédito y de la inversión”.
En ese sentido, el FMI ahonda en el tema indicando que uno de los riesgos es que “el proceso de reequilibramiento de la economía china puede ser menos fluido de lo que supone el escenario base. Si la desaceleración de China resulta más profunda que la proyectada actualmente, podrían generarse profundos efectos de contagio internacionales vía el comercio, los precios de las materias primas y la confianza, que podrían desembocar en una desaceleración más generalizada de la economía mundial, especialmente si empañaran las expectativas de ingreso en el futuro”.
Debido a la revisión al alza de China y de haber mantenido constante el crecimiento (alto) de India, el de la región del Asia emergente es revisado al alza. Lo inverso ocurre con Latinoamérica y El Caribe, que se espera que este año caiga 0.5%, 0.2 puntos porcentuales menos que hace tres meses. Buena parte de la explicación del modesto desempeño de la región es la fuerte baja que experimentaría Brasil (-3.8% en 2016) debido a la crisis económica y política que vive en la actualidad.
Estados Unidos
Especial atención requiere lo que está pasando en Estados Unidos debido a los efectos que esto puede tener en el accionar del Sistema de Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y con ello sobre el tipo de cambio local.
El crecimiento de Estados Unidos se ha venido desacelerando a lo largo de 2015, cerrando con apenas 2% en el cuarto trimestre. A pesar de ello la tasa desempleo ha seguido cayendo, aunque se ve que no ha variado en los últimos dos trimestres. De hecho, si vemos las cifras mensuales, en marzo subió 0.1 puntos porcentuales, pasando de 4.9% a 5%.
La desaceleración de la economía y el leve incremento del desempleo hacen pensar que el Fed será bastante más cauto en su accionar con respecto a lo que se esperaba hace unos meses. La probabilidad de que eleve su tasa de referencia según reunión a partir de sus contratos futuros. A mediados de marzo, se esperaba que suba su tasa en las reuniones de junio o julio (había más de 50% de probabilidad). Sin embargo, como se puede ver, para el 20 de abril esto cambió notoriamente. Ahora la probabilidad de elevación de la tasa se acumula en la reunión de diciembre, con 62%.
A la luz de esta nueva información y sabiendo que el Fed prefiere no sorprender al mercado, lo más probable es que no veamos movimientos de tasas sino hasta el final de año sujeto a que la economía muestre signos de recuperar el dinamismo de hace algunos meses.
Con todo lo dicho, las presiones sobre el tipo de cambio son ahora menores. Esto nos obliga a revisar a la baja nuestro tipo de cambio para fines de 2016.