La llamada Ley de Empleo Juvenil no generará más empleo y crecimiento económico, ni reducirá la informalidad de las micro y pequeñas empresas. Se trata de una norma redundante, que establece un régimen laboral similar al de la Ley Mype, haciendo más costosa y engorrosa su fiscalización, señaló Maximixe.
Según la consultora, su propósito es elevar la empleabilidad de los jóvenes entre 18 y 24 años que están desocupados o subocupados, facilitando su absorción por parte de las grandes y medianas empresas, el cual sin embargo podría ser mejor alcanzado perfeccionando la vigente Ley sobre Modalidades Formativas Laborales.
Asimismo, señaló que dicha ley se centra en abaratar los costos laborales de las grandes y medianas empresas, tratando de manera tangencial la grave problemática del divorcio entre oferta formativa y la demanda de competencias laborales de las empresas, introduciendo un tímido incentivo para que ellas se animen a capacitar.
Además, dicha ley complica en demasía la labor de fiscalización de la Sunafil ante alrededor de 40 regímenes laborales superpuestos, con sus prohibiciones e incentivos segmentados.
El ministro de la Producción, Piero Ghezzi, dijo que si no funciona dicha ley durante un año, se podría hacer ajustes. Maximixe recomendó que mejor sería ahorrarse ese tiempo derogándola y avocándose a perfeccionar la Ley sobre Modalidades Formativas Laborales.
“En paralelo, toda reforma laboral en adelante debe apuntar a integrar los diversos regímenes laborales y a reducir en bloque los sobrecostos que afectan la productividad de las empresas peruanas”, señaló.