La ciudad de Ica corre el peligro de “dejar de ser un edén para convertirse en un infierno”, debido a la sobreexplotación del agua, a fin de regar los cultivos para la agroexportación y sin un plan de irrigación que compense el déficit.
“Ica necesita urgente un megaproyecto hidráulico, similar al de Olmos o Majes”, exhortó José Moquillaza, consultor en infraestructura y productor de pisco. Hay una obra que viene esperando sesenta años, que consiste en derivar las aguas del río Pampas. “Si no se hace algo, Ica volverá a ser un desierto en el 2017 o 2018”. La Autoridad Nacional del Agua (ANA) ve un estrés hídrico en el 2021.
El último proyecto de irrigación en Ica data de 1959 -contó Moquillaza-, cuando se pudo derivar aguas de tres lagunas ubicadas en la parte alta de Huancavelica. Como en Ica solo había agua entre enero y abril por los ríos, este canal permitió que haya agua desde agosto para reforzar el regadío de algodón, vid y pan llevar. Pero eso solo ocurría en el valle, mientras que en las pampas de Villacurí y Lanchas se recurría a extraer el agua subterránea del acuífero.
Más agua para Ica
Sucede que, a raíz del boom de la agroexportación, nuevos empresarios apostaron por cultivos de alto valor -como tomate, espárrago y páprika-, pero de uso intensivo de agua, en una zona que no se caracterizaba por la abundancia del recurso. Según Moquillaza, allí vinieron los problemas:
“Como solo hay agua tres meses y se necesita para todo el año, se comenzó a utilizar pozos que van directamente al acuífero. Esto redujo el acuífero en unos 50 metros en 15 años. Si algún día, la capa freática baja a un nivel determinado, puede entrar agua del mar ahí y salinizar todo”.
El Gobierno conoce el problema, pero Moquillaza cree que no ha hecho lo suficiente: “La ANA desde hace tres años viene tratando de sensibilizar, pero ha fracasado”. ¿Qué se debe hacer? Esta es su propuesta:
“Ya es necesario medidas drásticas. No permitir ni una hectárea más cultivada sin autorización. Plantear una sustitución de cultivos urgente, en la que los cultivos más demandantes de agua deben tener sustitutos. Y los pozos ilegales o informales deberían ser destruidos como en la minería ilegal, porque están causando el mismo daño”.
“A esa falta de gratitud del Gobierno –agregó–, hay una serie de inconductas del lado privado, que no reflexiona sobre la gravedad de la caída del acuífero”. Moquillaza exhortó al Gobierno y a los empresarios a compensar a Ica por los datos loables de exportación y empleo que ha dado al país, permitiéndole ser “un emporio agrícola sustentable para toda la vida con una irrigación”.
La oportunidad para enrumbar este proyecto –finalizó– es el CADE 2013, que se realizará en Paracas la próxima semana.