(Bloomberg) El cobre, que a veces se dice que tiene un doctorado en economía por su capacidad para reflejar la salud de la economía, está en boga. Pero es la oferta en lugar de la demanda la que está acaparando los titulares en la actual racha alcista.
Después de que el consumo chino se recuperó y Donald Trump se comprometió a invertir US$ 1 billón en infraestructura, la perspectiva de una huelga prolongada en la mina Escondida de BHP Billiton Ltd. en Chile está animando a quienes apuestan a un alza del cobre y preocupando a los dueños de otras minas con contratos por vencer.
Al tiempo que los mercados de productos básicos se recuperan de excedentes globales, el interés en Escondida demuestra que el foco está de vuelta en la oferta. He aquí por qué hay tanto en juego.
En primer lugar, es grande. Escondida, la mina de cobre más grande del mundo, produce más de un millón de toneladas métricas del metal al año, o alrededor del 5% de la producción mundial.
Así que la huelga de una semana de duración de 2,500 trabajadores ya ha costado unas 21,000 toneladas, suficiente para cablear un millón de automóviles.
El momento también es crítico, ya que la segunda mayor mina de cobre del mundo, Grasberg de Freeport-McMoRan Inc., está recortando su producción mientras intenta renovar los permisos de exportación con Indonesia.
Escondida ha declarado “fuerza mayor” en sus envíos, una cláusula contractual utilizada cuando los proveedores no pueden cumplir con sus obligaciones debido a circunstancias fuera de su control.
Esto contribuyó a que el cobre alcanzara el precio más alto desde mayo del 2015, al tiempo que las existencias monitorizadas por la Bolsa de Metales de Londres (LME) se contraen.
Esto podría ser la punta del iceberg, ya que los dirigentes sindicales dicen estar preparados para una huelga de dos meses de duración, lo cual probablemente influirá en las próximas negociaciones salariales en otras minas chilenas este año.
Aunque las autoridades chilenas están tratando de organizar una reunión para discutir una nueva ronda de conversaciones, las expectativas salariales de las dos partes parecen muy distantes.
Los trabajadores se sienten animados por el alza del cobre de más de 30% en el último año, mientras que BHP se esfuerza por contener los costos y aumentar la productividad a medida que la calidad del mineral se deteriora y la industria se recupera de un excedente mundial.