El Gasoducto Sur Peruano nacerá sin corazón: no tendrá una petroquímica del etano para darle valor agregado al gas natural. “El precio del etano en el mercado internacional no hace viable la petroquímica en el corto y mediano plazo”, admitió Guillermo Lecarnaqué, quien entonces era presidente del Comité de ProInversion en Proyectos de Seguridad Energética.
Como parte del equipo que lleva a cabo el concurso de concesión, ratificó la noticia con un hecho concreto: “Le enviamos una carta a Braskem y a Petroperú para que se inscriban como consumidores iniciales y la respuesta fue (la siguiente): ‘no podemos comprometernos en separar una capacidad de transporte para el etano, ya sea a través del gasoducto o del poliducto’. Ellos mismos, que son los que más han estudiado este proyecto, no ven que (la petroquímica) sea viable en el corto plazo”.
La brasilera Braskem era la principal interesada en desarrollar la petroquímica en el sur (incluso firmó un acuerdo con Petroperú), pero lamentablemente perdió el interés. Daniel Saba, investigador de Cetrum-Católica y expresidente de Perupetro, recordó aquel dato y dio cuenta de otro que él recogió: “Yo mismo hablé con japoneses y coreanos, y no tenían mayor interés”.
Etano emtrampado
César Bedón, docente EP-UPC y experto en temas energéticos, criticó que se esté diseñando un transporte con capacidad para 30% de etano, cuando el gas de Camisea tiene como máximo 10%. “Y cuanto más sea el etano que se le quite al gas natural, este baja su poder calorífico y, por ende, su precio”.
Saba agregó que en estas condiciones el Consorcio Camisea se negaría a firmar un contrato para entregar el etano a la petroquímica porque, además, la ley limita su extracción para salavaguardar la calidad del gas.
El exministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, mostró un escenario también preocupante: “Invitamos a Braskem al Colegio de Ingenieros y nos aseguraron que la producción de Camisea si les da como para poner una petroquímica en el sur”. Sin embargo, el etano es del contratista, del Consorcio, y no se les puede obligar a brindarlo con una ley.
“Vamos a tener unos ductos preparados para el futuro con capacidad para transportar el etano cuando de repente nunca lo tendremos disponible”, advirtió.
El proyecto del Gasoducto Sur Peruano tampoco contempla una planta de separación del etano, comentó Pedro Martínez, presidente de PECSA y extitular de la SNMPE: “Eso cuesta alrededor de US$ 1,000 millones y habría que trabajar en Malvinas. Tenemos un costo mayor para el etano, que por la caída del precio del gas y la aparición del shale gas ya no resulta atractivo”.
Térmicas no justifican
Lecarnaqué detalló que la estructura de la demanda del Gasoducto Sur Peruano responde a un 70% de generación térmica, un 20% de la petroquímica y un 10% de otras industrias y residencial-comercial. “Pero por la generación eléctrica –según Herrera– no vale la pena construirlo: la única razón para ir adelante es la petroquímica del etano”.
La respuesta de Saba fue similar: “Construir un gasoducto para quemar gas, me parece una pérdida de recurso. No creo que sea lo más aconsejable”. Finalmente Bedón vaticinó: “Hoy en día tenemos en Sudamérica una gran competencia. Hasta Bolivia está trabajando en el tema. Yo creo que entraríamos en un momento muy tardío”.
Cesará alza en tarifas eléctricas al aumentar demanda de gas
La concesión del Gasoducto Sur Peruano está fijada para el 30 de junio. Hay tres consorcios como postores: 1) Techint, Sempra y GDF Suez; 2) Energy Transfer, Saipem y Gazprom; 3) Odebrecht y otras dos empresas.
También hay empresas que por sí solas califican como postores. Están TGP, Enagás, Promigás, Empresa de Energía de Bogotá y China Petroleum Pipeline Bureau International. Según ProInversión, “estas empresas pueden formar un nuevo consorcio o incorporarse a los ya existentes”.
Guillermo Lecarnaqué, ex presidente del Comité de ProInversión en Proyectos de Seguridad Energética, explicó que la única manera de hacer viable este proyecto es con el mecanismo de ingresos garantizados, que se cargan en las tarifas eléctricas. Pero aclaró que no son permanentes, pues se extinguirán cuando se incremente la demanda.
“Digamos, si tenemos una capacidad de transporte de 500 millones de pies cúbicos y tuviéramos una tarifa de US$ 1.5 por mil pies cúbicos. Si nosotros incrementamos la capacidad de transporte va a caer a US$ 0.7. Entonces, en esos momentos se extingue cualquier mecanismo de ingreso garantizado”.