Aún es necesario que el Estado aplique programas “asistencialistas” a zonas de pobreza, sin embargo se necesitan medidas estructurales de cambio que deben complementarse con estos programas, declara Ricardo Rapallo, Oficial de Seguridad Alimentaria en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“El diagnóstico es muy parecido en los países de América Latina. Nosotros siempre hemos dicho que ‘el que sufre hambre tiene prisa’, no puede esperar a que políticas o el crecimiento estructural le provea de los alimentos porque tiene hambre hoy”, dijo a Gestion.pe.
Por otro lado explicó que se necesitan medidas estructurales de cambio, “una doble vía”, que debe ir complementada con esta primera via de protección social para proveer las condiciones de inclusión productiva y generar oportunidades de trabajo para las zonas rurales en alta necesidad.
“Ir de la mano esas dos vías, lo estructural pero también la protección social inmediata, para que esas personas poco a poco puedan ir saliendo o por lo menos puedan ir innovando en la propuesta de programas que el propio Estado les ofrece para ir desarrollándose de una manera más sostenible”, manifestó.
La región presenta el doble reto de lograr alimentar adecuadamente a los 47 millones de latinoamericanos y caribeños –entorno al 8.3% del total de la población- que aún sufren de subalimentación (FAO, 2013) y 6.9 millones de menores de 5 años con desnutrición crónica (OMS, 2012), y además, enfrentar el problema de los 3.8 millones de menores de 5 años que sufren sobrepeso (2010) o la obesidad en adultos que alcanzó 23% en promedio el año 2008.
Es por ello que se realizó una “Consulta Técnica” entre organismos de las Naciones Unidas en conjunto con la academia, sociedad civil y responsables de gobiernos con experiencia en la materia, para tratar estos temas de políticas públicas de agricultura familiar, seguridad alimentaria, nutrición y salud pública.
“Nos hemos reunido en torno a más de 10 países de la región, actores de gobierno, de sociedad civil, del mundo parlamentario y de la academia, para conversar de nuestros nuevos desafíos que se plantean no solo para la agricultura sino que también para la alimentación y sobretodo para los sistemas de alimentación en la región para los próximos años”, expresó el funcionario de la FAO.
Respecto a las propuestas trabajadas en la “Consulta Técnica”, resalta la necesidad de generar políticas públicas que permitan llegar a las zonas más marginales de los países, y que éstas vayan de la mano con otros programas sectoriales.
“Lo que se ha hecho hasta ahora está bien, pero es insuficiente y necesitamos nuevas propuestas para llegar a las poblaciones más duras de pobreza y de inseguridad alimentaria”, declaró.
La posibilidad de utilizar un indicador distinto al PBI para poder medir el verdadero desarrollo de un país o de una región específica de éste no fue tratada con suficiente profundidad en las reuniones según el representante de la FAO.
“Evidentemente está encima de la mesa en todas las discusiones de agenda del 2015. Los propios países están dando con la necesidad de que la inseguridad alimentaria, el hambre y el desarrollo no pueden medirse solo con los tradicionales indicadores, que han sido útiles pero se han quedado insuficientes para los próximos años”, manifestó.