La reactivación de la economía y la sostenibilidad de su crecimiento a largo plazo serán grandes retos que el Perú afrontará en los años inmediatos. Para lograr esto, es trascendental cerrar la brecha de infraestructura de US$ 159,549 millones estimada en el Plan Nacional de Infraestructura 2016-2025, elaborado por la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN).
Un mayor nivel de infraestructura acompaña el desarrollo económico y social gracias a que permite el desarrollo de servicios públicos de calidad, incentiva la actividad privada, aumenta su productividad (y por consiguiente la del país) y eleva la calidad de vida de la población en su conjunto, señala ComexPerú en su último semanario.
Tomando esto en cuenta, el documento de AFIN señala que la brecha de largo plazo más grande se encuentra en el sector de transportes (US$ 57,499 millones) y, en específico, en carreteras (US$ 31,850 millones), que representa un 20% de la brecha total.
“Las carreteras son el medio de conectividad más importante en nuestro país. Además de su función primaria de permitir el traslado de las personas, son un activo utilizado tanto por el sector público como el privado para reducir los costos de transacción, sobre todo para los mercados regionales, que gracias a ellas consiguen una mayor integración con los centros económicos de la costa. Así, en conjunto, la economía está mejor si cuenta con más carreteras y estas son de calidad”, comenta.
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¿En qué estado deja el actual Gobierno nuestra red vial? El sistema nacional de carreteras (Sinac) está conformado por la red vial nacional (RVN), la red vial departamental y la vecinal. La primera está bajo la administración del Gobierno central, a través del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y se refiere a las carreteras destinadas a conectar los distintos departamentos del Perú, mientras que las restantes están administradas por los Gobiernos regionales y locales, e incluyen a las vías que se encuentran dentro del territorio de los departamentos mismos.
En ese sentido, señala que si observamos lo realizado por el MTC entre 2011 y 2015, vemos que se ha incrementado la RVN de 23,319 km a 26,436 km, al igual que la red pavimentada, de 13,640 km a 18,420 km. Si bien esto significa que se pasó de un 60% de la RVN pavimentada a un 70%, la meta del MTC era llegar a un 80% para 2015. Además, los avances de pavimentación de las redes departamental y vecinal alcanzaron un 9.7% y un 1.7% de sus totales respectivos. Y, dado que ambas conforman el 84% del Sinac, el total pavimentado alcanzó solo un 13.7%.
“Por si fuera poco, la calidad de las carreteras, medida con el Índice de Competitividad Global 2015-2016 elaborado por el Foro Económico Mundial, disminuyó en ese periodo, ya que pasamos del puesto 92 al puesto 111 en dicho rubro”, detalla.
Por otro lado, el plan de infraestructura de AFIN señala que la inversión estimada de los proyectos en cartera para carreteras equivale a US$ 10,247 millones, lo que cubre solo un 32% de la brecha de largo plazo del sector transportes. Ahora bien, una recomendación general del plan consiste en aumentar la participación de las concesiones mediante un mayor número de alianzas público privadas (APP) promovidas por la Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión), puesto que estas aprovechan las ventajas del sector privado para realizar de manera más eficiente las obras de infraestructura pública, con montos de inversión considerables.
En el caso de las carreteras, un aumento del número de proyectos para concesionar es urgente. De los 16 proyectos concesionados actualmente, según la Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte Público de uso público (Ositran), 9 ya superaron el 80% de inversión acumulada, lo que quiere decir que queda muy poco más para invertir. Pero lo más crítico es que, mientras que entre 2006 y 2011 se concesionaron 8 proyectos, en los últimos cinco años ¡solamente se concesionaron 2, el mismo número de proyectos en la cartera de ProInversión actualmente!
Estos hechos nos enseñan dos cosas. En primer lugar, el MTC debe coordinar con los Gobiernos regionales y locales para planificar las inversiones. En cinco años, lo que estos últimos lograron fue muy poco, posiblemente por un menor gasto. Como vimos en el Semanario N.° 829, en 2015, la ejecución del gasto en transporte de los Gobiernos regionales llegó a un 78.5% (S/ 1,677 millones), por debajo del nivel registrado en 2014 (82.9%). Pero esto no deja de lado el apoyo que necesitan también los departamentos por parte del Estado, para que puedan lograr un gasto más productivo.
Y, en segundo lugar, se deben priorizar inmediatamente los proyectos de carreteras para las concesiones. Está bien que siempre se hable de la gran inversión que significa la Línea 2 del Metro de Lima (US$ 5,347 millones) para el transporte en la capital, pero para las carreteras no tenemos casi nada. En adición a esto, volvemos a recordar que los procesos de adjudicación de proyectos deberán agilizarse porque, como indicamos en el Semanario N.° 823, existe mucha dificultad en el desarrollo de proyectos de inversión, y el tiempo promedio entre la adjudicación y el cierre financiero en proyectos de APP en el Perú es superior a tres años.
La brecha más grande está en las carreteras y aún queda un largo camino para cerrarla. Ellas son como las “venas y arterias” que se extienden por todo el territorio nacional. Esperamos que el próximo Gobierno haga lo posible por expandirlas.