(Bloomberg).- Los inversores extranjeros abandonan el mercado de bonos del Perú. Decepcionados ante una economía vacilante en un contexto de caída del cobre, han llevado la tenencia de los US$ 15,000 millones de deuda del país en moneda local a 38%, el nivel más bajo en cuatro años.
La deuda en manos de extranjeros había alcanzado en el 2013 el 58%, un récord entre los mercados emergentes.
El menor atractivo del Perú refleja en qué medida el derrumbe de los precios de las materias primas ha cambiado la percepción de un país cuya enorme riqueza mineral lo había convertido en favorito de los inversores extranjeros.
El país –que se ubica entre los mayores cinco exportadores de cobre, zinc y oro del mundo– experimentó en el 2014 una desaceleración del crecimiento al nivel más bajo en cinco años en tanto caía la inversión extranjera directa.
“El principal motor comienza a desacelerarse”, dijo desde Londres Jan Dehn, jefe de Análisis de Ashmore Group Plc, que tiene US$ 61,000 millones de activos de mercados emergentes.
La retirada de los extranjeros, sumada al debilitamiento del sol peruano al nivel más bajo en seis años contra el dólar, han ocasionado el declive de la deuda local en 4.1%, según datos que recopiló Bloomberg, lo que puede compararse con un aumento promedio de 1.67% de los países en vías de desarrollo.
Negociación de bonos
La retirada forma parte de un éxodo más amplio de la deuda latinoamericana en moneda local conforme el dólar se fortalece y la Fed de Estados Unidos se dispone a subir las tasas de interés, dijo el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
La venta extranjera “ha sido relativamente estable, sin generar una excesiva volatilidad, y los inversores locales han absorbido la oferta”, dijo el ministerio.
En el marco de un intento de volver a atraer compradores internacionales, el MEF dijo que buscará impulsar la negociación por medio de la autorización de negociar la deuda del país en el exterior a través de Euroclear para fin de año.
La deuda local del Perú es apenas una parte del mercado de US$ 81,000 millones de bonos en pesos de Colombia, donde los inversores extranjeros han aumentado la tenencia a 16%, mientras que era de 4% en marzo del 2013.
Es probable que la decisión de impulsar la negociación, así como una recuperación del crecimiento y los esfuerzos por apuntalar el sol, reanimen el interés extranjero por los bonos del Perú, dijo Siobhan Morden, jefa de Estrategia de Renta Fija para América Latina de Jefferies LLC.
Perspectiva de crecimiento
El PBI del Perú se expandirá un 4.1% en el 2015, el mayor crecimiento entre las principales economías de América Latina, según analistas consultados por Bloomberg. Para limitar las caídas del sol este año, el banco central ha gastado US$ 3,600 millones, en comparación con US$ 4,200 millones en todo el 2014.
El sol ha caído 11% en los últimos 12 meses. Se negociaba con pocos cambios a 3.1310 por dólar a las 09:14 a.m. del jueves en Lima, de acuerdo con precios de Datatec.
“La participación extranjera debería estabilizarse de ahora en más”, dijo Morden desde Nueva York. “Es muy positivo que mejoren la liquidez y el acceso al mercado. Perú es un mercado pequeño y, dado su tamaño, es vulnerable a los flujos individuales”.
Aun así, para Sean Newman, de Invesco Ltd., y Dehn, de Ashmore, Perú tendrá que luchar para atraer a los extranjeros mientras las elecciones presidenciales de abril del 2016 amenazan con profundizar las tensiones políticas.
El presidente Ollanta Humala se vio obligado a formar su tercer gabinete en 13 meses en marzo, después de que su jefa de Gabinete se convirtiera en el funcionario de más alto rango del Gobierno en ser removida del cargo en medio siglo.
El conflicto se originó luego que reportes de prensa mostraran que la agencia de inteligencia del Gobierno espiaba a políticos de la oposición y reunía información sobre sus familiares, periodistas y empresarios.
“El Perú se enfrenta a elecciones e inestabilidad política”, señaló Newman, un administrador de dinero en Invesco.
“Los problemas del gabinete de Humala pueden pesar negativamente en la percepción de la gobernabilidad de los inversores”, agregó.
Por Andrea Jaramillo y John Quigley