Washington (Reuters).- Pese a su victoria la semana pasada en una disputa sobre el techo de la deuda con los republicanos, el presidente estadounidense Barack Obama tiene acotada la capacidad para lograr sus metas políticas mediante la legislación, lo que podría resultar en un mayor uso de sus facultades ejecutivas, según estrategas demócratas y funcionarios del Gobierno estadounidense.
Actualmente, es probable que el presidente quiera aprovechar el momento para impulsar tres prioridades legislativas: la reforma agrícola, la reforma migratoria y un acuerdo presupuestario más duradero.
Pero sus posibilidades de progreso en esos temas, en particular con la reforma migratoria, dependen de que pueda convencer a los republicanos de que trabajen con una Casa Blanca a la que muchos de ellos aborrecen. Eso deja a Obama en más o menos la misma encrucijada en la que estaba antes de que empezara la paralización del gobierno.
Este año Obama ya ha dependido de acciones ejecutivas para aprobar políticas para el cambio climático y para el control de armas que tenían escaso apoyo del Congreso. Ahora podría aplicar la misma autoridad para eludir a los legisladores en otros temas regulatorios.
Pero esa estrategia tiene límites. Algunas de las normas climáticas del Gobierno están siendo impugnadas en el Tribunal Supremo. Además, Obama aún requiere que el Congreso apruebe las grandes reformas que sus asesores esperan definan su legado.
Además, el despliegue, lleno de errores, del programa de salud, afecta la capacidad de Obama de centrarse en otras metas políticas domésticas. Los republicanos ya planean atacar al Gobierno en las próximas semanas por los fallos que han afectado la inscripción de los usuarios en los nuevos mercados.