(Reuters) Estados Unidos se jacta de tener las mayores reservas de petróleo de emergencia del mundo, pero aun así la habilidad del país de influir en los mercados petroleros globales mediante la liberación de crudo de esos depósitos ha mermado.
El Gobierno de Barack Obama espera resolver ese problema con la reestructuración de la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR), y los detalles de esos planes deberían darse a conocer en las próximas semanas.
El Departamento de Energía (DoE) de Estados Unidos debe enviar al Congreso un informe detallando una propuesta para modernizar la SPR, una red de cavernas salinas subterráneas llenas de barriles de crudo protegidas por guardias, ubicadas en cuatro áreas remotas en las costas de Texas y Luisiana.
El sistema alberga 695 millones de barriles de crudo, o el equivalente al consumo total del país por casi cinco semanas.
El auge del petróleo en Norteamérica, que permitió que la producción de crudo se incrementara a más de 9.4 millones de barriles por día (bpd) en el 2015 desde más de 5 millones de bpd en el 2008, ha transformado al mercado petrolero local y ha afectado la capacidad de la SPR de liberar crudo rápidamente.
“Nuestro análisis ha determinado que tenemos una brecha en nuestras capacidades de distribución”, manifestó Bob Corbin, subsecretario asistente de la reserva. Si no se hace frente a esta brecha, “habrá una menor capacidad de respuesta” a las interrupciones de suministros, agregó.
Un ensayo de venta de cinco millones de barriles de crudo de la reserva en el 2014 demostró que la vieja infraestructura ha llevado a reducir la capacidad de la SPR de acelerar la entrega de petróleo al mercado a la tasa establecida de 4.4 millones de barriles por día.
Henry Kissinger presionó en favor de la creación de la SPR en 1975, cuando era secretario de Estado, luego de que el embargo petrolero árabe provocó alzas en el precio de la gasolina y perjudicó a la economía del país.
Desde entonces, el mantenimiento no ha sido una prioridad. La última vez que se realizó una reestructuración fue a fines de la década de 1990.
“El mantenimiento ha sido aplazado por tanto tiempo que ha pasado de ser una baja a una alta prioridad. El fracaso en mantener la SPR sería la renuncia de su papel como un activo crucial de seguridad nacional”, dijo Kevin Book, analista de política energética de ClearView Energy Partners en Washington.