El motor de la productividad está en las grandes empresas, pero en el Perú existen incentivos perversos para que las micro y pequeñas empresas (mypes) no crezcan. El Gobierno entiende ese problema, pero hay riesgo de que caiga en el mismo discurso político de apoyo a las mypes, poniendo en peligro el sostenimiento del crecimiento económico.
Así lo explicó Eduardo Morón, exviceministro de Economía y catedrático de la Universidad del Pacífico, vía Skype: “Políticamente es muy vendible decir que uno va a apoyar a la pequeña empresa. Pero cuando uno mira los números, se da cuenta de que el avance tecnológico y la innovación no vienen de firmas pequeñas, sino de las grandes empresas. Este ensalzamiento de lo pequeño no necesariamente redundará en una economía más productiva”.
El Gobierno mismo ha reconocido que la productividad en el país es incipiente. Sucede que las mypes gozan de incentivos tributarios, como el RUS (Régimen Único Simplicado) y el RER (Régimen Especial de Impuesto a la Renta) que desaparecen cuando crecen, pero luego la valla tributaria es muy costosa para cumplirla. Igual sucede en el aspecto laboral, que de la flexibilización pasan a un esquema más rígido.
“En el Perú y en la región, para saltar de ser una pequeña empresa a una más grande, el salto tributario es tan alto que muy pocas empresas lo pueden dar –explicó Morón–. Entonces, te quedas chico. Y te quedas sin la capacidad de aprovechar un mayor financiamiento y sin las ventajas tecnológicas de una empresa grande. Al final, te quedas con ese conjunto de pequeños emprendimientos que no logra ser suficientemente productivo y por eso ni siquiera puede ser formal”.
Pequeñas vs. Grandes
Entonces, ¿cómo se entiende lo dicho por el Gobierno de que la mitad del crecimiento económico está sustentado en el aumento de la productividad?
Morón respondió: “Esas ganancias de productividad cuando uno las va a buscar en qué sector de las empresas se logra, vemos que se da exclusivamente en las empresas de gran tamaño y no en las pequeñas. A eso voy: la búsqueda de ser un país más competitivo y productivo no se va a ganar con un discurso hacia la pequeña empresa”.
Reconoció que el Ministerio de la Producción entiende este cuello de botella, pero advirtió que “siempre hay la tentación política de vender el mensaje de promover los pequeños emprendimientos, porque es mucho más aceptable”.
¿Cuál es la solución? “El camino de pasar de ser una empresa pequeña y exitosa, con una buena idea y poco capital, a una empresa grande debería ser más simple, más llano. En otros países, hay una transición que no implica un costo alto en tributos, sino la misma empresa, que genera un flujo mayor, va cubriendo esos costos de ser formal y bien constituida hacia adelante”, explicó.