“Esto es una vergüenza para los EE.UU. No puedo creer que alguien se ponga delante del país con la cara más seria y diga que Jim Yong Kim es la persona más capacitada para dirigir el Banco Mundial”.
Así, sin medias tintas ni disimulos, hacía saber su opinión Lant Pritchett, enfrentándose al mismísimo presidente Barack Obama cuando este nominó al médico coreano como presidente de la entidad global.
Aunque en aquella ocasión Pritchett no ganó el debate, pues Yong Kim acabó quedándose con el puesto, ese rasgo muestra el talante del economista que este año llegará a Lima para participar como invitado internacional en la CADE 2014.
Lant Pritchett no es un economista de biografía típica. Nacido en Utah, zona ultraconservadora del país del norte, se crio en Idaho bajo la atenta mirada de su padre, un obispo mormón. Con solo 19 años, Pritchett cambió las praderas estadounidenses por los Andes sureños, llegando a Argentina para servir en una misión para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Fueron dos años de aprendizaje, entre 1978 y 1980.
Sus biógrafos dicen que esa fue la primera de muchas exploraciones en zonas de pobreza arraigada. Estudiar sus causas fue la principal motivación para abrazar la economía.
Ya de vuelta en EE.UU., el intelectual se graduó del Massachusetts Institute of Technology (MIT) en 1988 con un PhD en Economía.
Desde entonces su pasaporte se ha llenado con sellos de más de 40 países alrededor del mundo, casi siempre como economista investigador en el Banco Mundial, labor que realizó por casi 17 años.
Lant Pritchett es actualmente professor del Harvard’s Kennedy School of Government e investigador del Center for Global Development en Washington.
Polémica
Pero contradecir al presidente Barack Obama, aun cuando todos los académicos saludaban su decisión, no es el único coqueteo de Pritchett con el mundo de la polémica. El año pasado, el economista escribió una columna para Bloomberg View criticando el discurso del Papa Francisco sobre la desigualdad.
“Como un profesional en la materia podría responder muy al detalle los errores de hecho y de razonamiento de su discurso. Tal vez en otro momento. Por ahora, creo que si el Papa puede pronunciarse sobre la economía, entonces es justo que yo -un predicador de tiempo completo de la economía– me permita opinar sobre su comprensión de la moral cristiana”, empezaba el economista su columna.
En los siguientes párrafos, el intelectual calificaba las expresiones del líder católico como promotoras de la envidia, un pecado capital para la Iglesia Católica.
“Yo habría esperado que el Papa instara a la gente a pensar en sí mismos y su relación con Dios y con su propio potencial. Animar a la gente a medirse con los demás solo conduce a la aflicción. Resentimiento hacia el éxito de los demás es un pecado en sí mismo”, lapidaba Pritchett.
Y es que el economista ha dedicado gran parte de su obra precisamente a analizar temas como la pobreza. Su libro “Let Their People Come” (“Dejen que su gente venga”) explica cómo legislaciones menos opresivas respecto a la inmigración a los países desarrollados, pueden dar dinamismo a las economías globales.
Este economista estuvo cerca de nuestro país antes, pero por temas de agenda canceló la presentación de su último libro “The Rebirth of Education”, que iba a realizarse en una universidad local en el mes de mayo de este año.
La oportunidad es imperdible en esta ocasión.