Lejos de las proyecciones, los economistas Juan Mendoza y Ricardo Lago estiman que el PBI no crecería más de 1% en el 2016. También proponen una agenda para los candidatos presidenciales.
Ustedes van a hacer un análisis de las propuestas de gobierno hasta ahora. ¿Por qué es importante hacer eso?
Juan Mendoza (JM): Estamos cerrando un ciclo de 25 años de crecimiento económico alto, pero lamentablemente eso no ha estado acompañado de mejora institucional y eso se ve en la pobreza en las campañas electorales. Me parece fundamental que seamos exigentes con nuestros candidatos y evualuarlos con dos criterios: uno sería cómo se va a financiar cada una de las propuestas y el otro es experiencia exitosa que los respalde.
Ricardo Lago (RL): Uno tiene que considerar que los programas que presentan los candidatos en las elecciones no son programas para gobernar, sino para ganar las elecciones. En la medida en que eso ocurre, es bueno que no pongan en marcha los programas que anuncian porque pueden ser, en algunos casos, un auténtico desastre.
Una de las grandes propuestas está en el tema tributario. ¿Cuál es su lectura?
JM: Reducir impuestos sin evidencia clara de que ello permita ampliar la base tributaria con rapidez me parece bastante audaz. Creo que hay que preguntar cuándo una reducción del impuesto al valor agregado ha tenido un efecto en la base suficientemente rápida para que no caigan los tributos.
RL: Te pueden decir que se va a formalizar a más gente, pero eso es algo que han tratado de hacer muchos gobiernos en los últimos 25 años y no es fácil hacerlo. El problema es que, si uno suma todos los descuentos por impuestos previsionales, Essalud, CTS, etc., entonces la mitad del costo de la planilla se va en retenciones. Ese es el problema y bajar eso no es fácil. Eso detiene la formalización.
¿Cómo ven los vientos en la economía mundial que enfrentará el próximo Gobierno?
RL: Hay dos problemas en la economía internacional. El primero es que en los últimos 30 años hubo un dividendo económico y un bono demográfico que resultó de la incorporación de China, la India, Europa del Este, la ex Unión Soviética y Vietnam a la economía global. Ese dividendo ya no lo vamos a tener y las tasas de crecimiento van a ser mucho más bajas.
El segundo problema es la vía que se ha seguido para reactivar las economías, que ha sido sobre todo el estímulo monetario que no funcionó desde el año 2001. Hay mucho dinero circulando y los precios inflados, entonces hay un problema con las deudas, que han subido respecto al PBI desde el 2007. Hay un problema de deudas y derivados, que nos llevaron a la crisis del 2008.
Nosotros creemos que hay probabilidad de una crisis financiera igual o peor a la del 2008, donde había márgenes de política. Por eso, la economía global no va a ser boyante y por eso el esfuerzo de reforma económica que necesita el Perú es mucho mayor.
¿Qué tan difícil puede ser hacer reflotar el crecimiento en ese contexto?
JM: Va a ser mucho más difícil, si no imposible, aspirar a crecimiento alto si no acometemos reformas fundamentales. Así como vemos la economía, creemos que como máximo en el 2016 se va a crecer 1%. En el evento vamos a explicar por qué y mirar más años y otras variables, como inflación y tipo de cambio.
RL: Los políticos en sus propuestas dicen conmigo la economía va a crecer al 6%. Eso no tiene sustento histórico, porque si uno toma los últimos 25 años de crecimiento del PBI, el promedio ha sido 5%. Si vemos dos subperiodos, uno de años normales y otro de crisis internacional o crisis política interna, el promedio de crecimiento del subperiodo con crisis es 2.5%, que es alrededor de lo que estamos ahora.
Decir que se va a llevar a la economía a crecer 6%, incluso con un programa de reformas de lo más extraordinario en lo que se pueda pensar, no creemos que sea viable. El número es mucho más bajo que eso.
¿Qué factores de riesgo ven en el corto plazo?
JM: Uno claro es el crecimiento del crédito. Creo que la política prudente probablemente sea una política monetaria mucho más conservadora. No creo que la reducción en el crecimiento sea coyuntural, sino más bien tendencial; entonces hay un límite de cuánto puede hacer la política contracíclica. Esto no es un bache, es un punto de inflexión que hemos señalado hace muchos meses. Eso implica que no vas a poder regresar a crecer rápido con crecimiento del crédito o todos los errores del MEF.
Lo prudente es tener el mayor margen de maniobra ante la eventualidad de que una crisis fuera nos pueda arrastrar. Ahí tenemos, primero, solvencia fiscal que hay que mantener, y el otro colchón importantísimo son las reservas internacionales.
¿Cuál debiera ser la agenda prioritaria para el próximo Gobierno?
JM: Hay cosas que han ido marchando bien en los últimos años, que se deben mantener, que son los equilibrios macroeconómicos. En el corto plazo tenemos el desafío de recuperar la inversión.
Otros temas prioritarios son: formalizar la economía, y no en el discurso. Segundo, en infraestructura no solo es la cantidad que se invierte, sino la calidad de la inversión pública y la priorización de esa inversión. Otro tema es la regionalización, que creo que es un fracaso. Su propósito ha fallado y ha creado una fragmentación política.