Washington (Reuters).- El crecimiento económico de Estados Unidos recuperó velocidad en el primer trimestre pero no tanto como se esperaba, lo que podría aumentar los temores de que una economía que ya estaba debilitándose pudiera tener problemas para resolver unos profundos recortes del gasto público y las alzas impositivas.
El producto interno bruto (PIB) se expandió a un ritmo anual de 2,5 por ciento, dijo el viernes el Departamento de Comercio, después de que el crecimiento casi se estancó en el cuarto trimestre del 2012, a una tasa del 0,4 por ciento.
Pero el avance del primer trimestre no alcanzó las previsiones de los economistas, de un ritmo de 3,0 por ciento.
“No fue el impactante comienzo del año que habíamos esperado y las señales desde marzo sugirieron que solo habrá desaceleración desde ahora hacia el trimestre de la primavera (boreal)”, dijo Avery Shenfeld, economista de CIBC World Markets Economics en Toronto.
Parte de la aceleración de la actividad reflejó el hecho de que los productores agrícolas llenaron sus silos tras una sequía del verano boreal pasado que diezmó la producción del sector.
Sin contar los inventarios, la tasa de crecimiento fue un muy tenue 1,5 por ciento.
Si bien el gasto del consumidor aumentó sólidamente, fue a expensas del ahorro, lo que no representa un buen augurio para el crecimiento futuro.
Considerando el incremento menor de lo esperado y las señales de que la economía se debilitó en semanas recientes, las acciones de la bolsa de Nueva York caían al tiempo que los precios de la deuda del Tesoro estadounidense crecían. El dólar estaba más débil ante el yen.
El reporte del PIB también podría dar municiones a la Reserva Federal para que mantenga su estímulo monetario.
Se prevé ampliamente que el banco central estadounidense, que se reunirá la próxima semana, seguirá comprando bonos a un ritmo de 85.000 millones de dólares por mes.
“Ellos (los funcionarios de la Fed) van a marcar a la baja su evaluación de la economía. El segundo trimestre estaría más cerca del 1 por ciento”, dijo Jacob Oubina, un economista de RBC Capital Markets en Nueva York.
Distintos datos, desde el empleo a las ventas minoristas y la manufactura, se debilitaron sustancialmente en marzo tras unas robustas ganancias en los dos primeros meses del año. Hay indicios de que la debilidad persistió en abril.
El gasto del consumidor, que explica más de dos tercios de la actividad económica de Estados Unidos, se incrementó a una tasa de 3,2 por ciento, la más veloz desde el cuarto trimestre de 2010. En el cuarto trimestre del año pasado había crecido a un ritmo de 1,8 por ciento.
No obstante, las familias recortaron los ahorros para financiar sus compras después que los ingresos cayeron a un ritmo del 5,3 por ciento en el primer trimestre. La baja en el ingreso fue la mayor desde el tercer trimestre del 2009.
La tasa de ahorro -el porcentaje del ingreso disponible que las familias guardan- cayó a 2,6 por ciento, el nivel más bajo desde el cuarto trimestre del 2007, desde 4,7 por ciento en el cuarto trimestre del 2012.
Buena parte de los avances del gasto en el primer trimestre llegaron por las compras de automóviles y desembolsos por servicios, que fueron impulsados por temperaturas inusualmente frías.
Los consumidores lograron aumentar el gasto pese al regreso de un impuesto del 2 por ciento en las nóminas y precios más altos de la gasolina.
Pese al alza en los precios de la gasolina, las presiones de inflación fueron benignas en los primeros tres meses del año.
Una medición de inflación en el informe gubernamental del PIB creció a un ritmo del 0,9 por ciento, el menor incremento desde el segundo trimestre del 2012. El índice sobre el gasto en consumo personal había subido a un ritmo del 1,6 por ciento en el cuarto trimestre.
Un dato subyacente que excluye los costos de alimentos y energía (PCE, por sus siglas en inglés) subió a una tasa del 1,2 por ciento, aún bastante por debajo de la meta de la Fed del 2 por ciento. El índice subyacente PCE se había incrementado a un ritmo del 1,0 por ciento en el cuarto trimestre.
La falta de inflación debería llegar como un alivio para las familias estadounidenses, pero esto podría causar cierto nerviosismo en el banco central del país, que podría verlo como un síntoma de debilidad económica.
El gasto de las empresas en equipo y software se desaceleró con fuerza a un ritmo de sólo un 3,0 por ciento, tras un intenso avance del 11,8 por ciento en el cuarto trimestre.
Los economistas advierten que es muy pronto para atribuir el enfriamiento de las inversiones empresariales y de otras señales más recientes de debilidad económica a los recortes obligatorios en el gasto del gobierno por 85.000 millones de dólares, conocido como “secuestro del gasto”, que comenzó el 1 de marzo.
La construcción de casas marcó un octavo trimestre consecutivo de crecimiento, aunque el ritmo se moderó frente al cuarto trimestre. La vivienda contribuyó al crecimiento de la economía el año pasado por primera vez desde el 2005 y su recuperación podría asegurar que la economía no se contraiga.
Y aunque el crecimiento de las exportaciones repuntó, fueron superadas por las importaciones, dando como resultado un déficit comercial que recortó medio punto porcentual al PIB.