Pese al anuncio del Ministerio de Energía y Minas que ve con optimismo construir una planta petroquímica al sur del Perú en tres años, el panorama del sector hidrocarburos tiene más preguntas que respuestas de qué encargarse.
“Construir una planta petroquímica tomaría por lo menos cinco o seis años, no puede darse en tres”, advirtió Daniel Saba, expresidente de Perupetro.
Aunque el proyecto de seguridad energética, promulgado como Ley N° 29970, declare de interés nacional el polo petroquímico, no ha resuelto cómo alimentará a la industria de este sector.
“El gas para la petroquímica es etano. Habría que separarlo en Camisea o en Ilo. Si lo separan en Ilo, llevarían unos mil millones de pies cúbicos [desde Camisea] para sacar el 10% de etano y ¿qué harían con el resto del gas?”, cuestionó Saba.
Además, el investigador de Centrum Católica resaltó que habría vías más eficientes de masificar el gas en el Sur, puesto que departamentos como el Cusco carecen de demanda industrial suficiente.
Previó que “la demanda sería domiciliaria, porque no hay mayor industria. Pero para satisfacerla habría que levantar todas las pistas del Cusco, y seguramente el Instituto Nacional de Cultura no lo va a permitir”.
Así, una alternativa para comenzar con la masificación sería transportar gas compactado. “Con eso se abastece la poca demanda que, desgraciadamente, hay. Uno construye un gasoducto para una demanda muy grande. No hay mucha industria en el Sur, así que hay que crear la demanda”, anotó Saba.
Por otro lado, también señaló que el panorama de hidrocarburos se ha “complicado innecesariamente” con la participación de Petroperú.
Mejoras urgentes
Si bien la Ley N° 29970 dispone US$ 400 millones a favor de Petroperú, no bastaría para todo lo que el Gobierno le tiene preparado. “No digo que los propósitos no sean buenos, pero se ha querido incluir a Petroperú en todo: petroquímica, gasoducto, exploración, explotación, ampliación de refinería y el Oleoducto Norperuano. Todo eso demandaría inversiones de hasta US$ 7 mil millones”, señaló el exfuncionario.
Otro punto a considerar para mejorar la incertidumbre de este sector es “darle un nuevo impulso a las licitaciones de Perupetro”. Aquí, Saba se refirió al Lote 1AB —que será sometido al primer proceso de Consulta Previa— como “una obra estupenda en beneficio de la Selva” que se licitaría con un pago inicial estimado en US$ 500 millones para la nueva adjudicación.
“Proponíamos [en Perupetro] que [el dinero] se usara para crear un fondo de desarrollo de la Selva, lo cual permitiría una mejora absoluta de las relaciones entre las comunidades, el Estado y los contratistas”, subrayó Saba.
Por lo pronto, según su balance, la demora en la toma de decisiones y la falta de claridad sobre las vías de explotación del recurso no darán buenas señales a los inversionistas y seguirán retrasando la apuesta por el desarrollo de la industria petroquímica.
