(Bloomberg) A medida que pasa el tiempo, los bienes y servicios se encarecen, piense en educación, salud o vivienda. Pero no con las tarifas aéreas.
En Europa, una ola de atentados terroristas y los extremadamente ambiciosos planes de expansión de las aerolíneas han generado un exceso de asientos en aviones en relación a la demanda. Una bendición para viajeros frecuentes, la ruina para inversionistas.
La línea aérea de bajo costo Ryanair Holdings Plc no está inmune a estas tendencias. En los últimos tres meses del 2016 su tarifa promedio cayó 17% a 33 euros (US$ 35), sobre lo estimado.
Eso es menos de lo que algunas personas pagarían por un corte de pelo en muchas capitales europeas.
Sin embargo, los inversionistas de Ryanair no deberían preocuparse demasiado. La compañía es famosa por ser ahorrativa y por ser cada vez más eficiente –los costos por unidad, sin considerar combustible, declinaron un 6% adicional en el tercer trimestre fiscal–. Ello ayudó a limitar la reducción en la ganancia neta a solo 8%, un resultado decente considerando el pésimo ambiente operativo.
En tiempos pasados, cuando Ryanair era famosa por ser desagradable para sus clientes, era fácil identificar áreas de mejora. Hoy, eso es mucho más difícil.
Ryanair transportó un 16% más de pasajeros en el trimestre en comparación con el mismo periodo del año anterior, lo que sugiere que la mejora de sus modales está generando frutos.
Pero, dado que las acciones se negocian en casi 14 veces las ganancias estimadas –un poco más que Easyjet Plc y mucho más que las líneas aéreas de alto costo como Deutsche Lufthansa AG y Air France-KLM– Ryanair no parece tan conveniente como sus tarifas.
Esa prima parece ser suficientemente alta por ahora mientras las tarifas parecen destinadas a seguir bajo presión por años. Analistas de Deutsche Bank esperan que el número de asientos en vuelos europeos de corto alcance se expanda a más del doble que la tasa de crecimiento de la demanda hasta el 2021.
Los bajos costos de Ryanair y su sólido balance –la deuda neta fue de unos modestos 576 millones de euros (US$ 619 millones) a fines de diciembre– la sitúan en una mejor posición que la mayoría para sortear esa tormenta. Pero los clientes, no las aerolíneas, serán los verdaderos ganadores en un mundo de deflación de tarifas.