Guillermo Westreicher H.
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¿Cuál es el panorama para los países de América Latina este año?
La figura varía. Hace unos años México perdía peso en términos relativos comparado con Brasil, cuyas tasas de crecimiento resultaron no ser sostenibles. La economía brasileña se ha detenido casi en seco, y si bien ahora el gobierno quiere adoptar políticas de estímulo las presiones fiscales y tributarias imponen límites. Además, están intentando resolver sus problemas en el frente externo con medidas proteccionistas, ya que tienen una moneda fuerte como nosotros. Esas barreras se presentan como temporales, pero nada garantiza que lo sean.
¿Se refiere a qué están cerrando el mercado?
Exactamente. Entonces, el problema no sabemos a qué tasas crecerá Brasil durante el próximo quinquenio, pero las últimas cifras no son venturosas.
¿Qué se espera de Peña Nieto que recién inicia su mandato?
México es un caso interesante. En mi opinión, probablemente la estrategia de seguridad del nuevo presidente sea más eficaz que la de Felipe Calderón, que se centró en el número de líderes criminales atrapados o muertos, que llegaron a 25 (de 32 en total). Se pensaría que fue un éxito, pero no tuvo el efecto deseado en el tráfico de droga y la reducción de la violencia ciudadana.
¿No se cumplieron las promesas?
Se esperaba un incremento inicial de la violencia, y que luego de unos años cayera, pero los indicios de reducción son bastante tenues y ya pasaron 6 años.
¿Cuál es la estrategia de Peña Nieto?
Su plan es no preocuparse tanto por las cabezas del narcotráfico, sino por los daños que el crimen organizado causa a los ciudadanos a través de asesinatos, secuestros y extorsión. La idea es unificar las fuerzas policiales a nivel federal, estatal y municipal bajo un mando central que los coordine. Se dará más más protagonismo a la policía que a las fuerzas armadas. Pero eso podría tener un efecto inesperado para nosotros.
¿Cómo nos puede afectar?
El narcotráfico es un problema trasnacional. Los éxitos nacionales nunca son totales porque su efecto habitual es el traslado. Colombia era primer productor mundial de hoja de coca, hasta que aplicó el Plan Colombia, y ahora Perú ocupa su puesto. Si bien Colombia no redujo significativamente sus volúmenes, las tasas de incautación sí han sido altas. Entonces, si México logra resultados la producción de droga puede trasladarse a países aledaños como Guatemala, que no tiene un Estado con la capacidad del mexicano. La coca también puede buscar nuevas rutas, por ejemplo, desde Perú hacia Brasil, Argentina o Uruguay.
¿El narcotráfico es el principal problema de nuestra región?
Es una preocupación importante que no estamos viendo por ahora, y en materia de seguridad ciudadana el crimen organizado es el principal problema. Si vemos las cifras, las muertes por violencia política son relativamente pocas. La tasa de homicidios vinculada al crimen organizado es estratosférica. Es irónico que las políticas gubernamentales sigan orientadas más hacia el vecino. Esa perspectiva puede pasar factura.
¿Eso también es un peligro en Perú?
Si vemos nuestra historia, mientras nos alistábamos para un conflicto con Chile librábamos uno con Ecuador o contra Sendero Luminoso. Es decir, peleamos la guerra equivocada.