“Tengo uno de los mejores trabajos en el banco”, afirma Patrick Bucher, deputy global chief investment officer de Credit Suisse, una de las piezas claves del comité de inversión del banco suizo que administra fondos por casi US$ 1.500 billones (trillions en inglés) entre su banca privada y su división de asset management. “Por un lado, lo que hago para ganarme la vida es lo que mucha gente hace como hobby en las mañanas o en las tardes: leer la prensa internacional. Por el otro, tengo acceso y contacto con mucha de la gente más inteligente del mundo en temas de finanzas y mercados”, añade el ejecutivo.
¿Cómo incorporar las visiones subjetivas en temas como el “abismo fiscal” a un proceso de inversión estructurado?
En épocas como la actual, tienes que incorporar el sentiment del mercado, así que tenemos todo un proceso dedicado a identificar cuál es. De hecho, te diría que el sentiment es uno de los factores más subestimados en el mundo de las finanzas. Sin embargo, entender y tener presentes las lecciones de los estudios de behavioral finance te da una ventaja. Por ejemplo, los agentes del mercado suelen ir en una dirección y, en la mayoría de ocasiones, es la dirección equivocada. Así, una de las claves para ser exitoso es ir contra la corriente, especialmente en episodios extremos, como en los años 2008 y 2009.
¿Cuál ha sido su mejor recomendación de inversión en los últimos años?
Desde el 2008, fuimos reconstituyendo el riesgo y, particularmente, la exposición a acciones en nuestro portafolio. Fue muy difícil. Cuando salías en abril del 2009 y le decías a la gente que comprara acciones, la economía no estaba en buenas condiciones. Lo que hicimos fue plantear una estrategia prudente de vender en los momentos en los que el mercado estuviera fuerte, tomando ganancias de un 10% o 15%. Con esa ganancia, podíamos comprar más. Sin embargo, en la medida que avanzaba el 2009, íbamos posponiendo la decisión de venta y ampliando el objetivo de ganancia. Terminamos siendo muy exitosos aprovechando toda la recuperación del 2009 y parte del 2010.
¿Cuál fue su mayor falla en ese período?
Te diría que llegamos tarde a reducir el riesgo de nuestros portafolios en el 2008. Estábamos demasiado enfocados en que las acciones ya estaban muy baratas en términos de valuación. Ese es un argumento de largo plazo, pero debimos tener más en cuenta los factores de corto plazo. La lección que aprendimos es que el proceso de inversión tiene que enfocarse en los diferentes drivers de los mercados cuando los cambios son dramáticos y hay mucho “riesgo de cola”.
¿Cuáles son las diferencias entre los clientes del mundo desarrollado y los de países emergentes?
Las diferencias no se dan tanto por ese factor. En general, en los países desarrollados están en “safety mode”, con la mayor preocupación puesta en la preservación del capital, en evitar el downside y no pensar mucho en el upside. Ya se están dando cuenta de que el retorno real después de inflación de los activos seguros es negativo, pero no les preocupa tanto. Quizás si la inflación llega a 5% o 6% anual le presten más atención. Lo mismo sucede con muchos de los clientes con los que converso en América Latina. En cambio, en Asia, los inversionistas sí quieren jugar con su dinero, afrontar riesgos y buscar un mayor retorno.
¿Cuál sería la recomendación para el inversionista que busca preservar capital?
Probablemente sea regresar a un viejo aprendizaje de los libros de texto de hace 40 o 50 años: la diversificación. Los risk-free assets están perdiendo dinero en términos reales, así que lo que necesitas es tomar riesgo, añadir algo de volatilidad al portafolio y diversificar a través de un amplio espectro de activos, que puede ir desde bonos de alto rendimiento hasta acciones, private equity y hedge funds.
¿Qué es lo que más le preocupa en este momento?
Hoy y en el corto plazo, mi atención está en EE. UU. y su problema fiscal. Pero no sucede lo mismo pensando en el largo plazo, en el que tenemos una visión muy constructiva sobre EE. UU. De hecho, creemos que su economía está siendo subestimada. El mercado de vivienda ha dado un giro total y tiene un gran potencial de recuperación y de contribución al crecimiento. Pero si el flujo de noticias sobre el “fiscal cliff” se vuelve muy nervioso, será señal de que viene una corrección en los mercados.
En el largo plazo, el mayor reto es corregir sus desbalances de flujos comerciales y de capitales. La buena noticia es que vemos un lento avance en corregir el déficit en el mundo desarrollado, y a China acostumbrándose a la idea de vivir con un menor superávit. La mala noticia es que aún estamos muy lejos de una situación balanceada. Es difícil pronosticar cómo esto evolucionará porque se relaciona con la situación demográfica del mundo, con sociedades que están envejeciendo rápidamente sin que hayamos ahorrado o retrasado la edad de retiro. Tenemos una paradoja: ahorrar suena bien, pero si todo el mundo ahorra, tendremos un desastre económico.