Lima (Reuters).- Perú está dando señales de enfriamiento económico por un freno de la inversión local y un deterioro de su comercio, que podrían complicarse ante la pérdida de confianza empresarial por las recientes acciones del Gobierno que “van en contra del mercado”, afirmó el gerente general del holding financiero Credicorp.
Walter Bayly afirmó en el Foro de Reuters sobre Inversión en América Latina que, sin embargo, el grupo Credicorp prevé que la economía local crezca este año un 6%, nivel cercano a las expectativas oficiales.
La economía de Perú creció en marzo un 3%, su menor avance mensual en casi tres años y medio, ante un débil desempeño de algunos sectores vinculados a la demanda interna como la construcción y una caída de la actividad fabril.
Para abril analistas esperan una recuperación de la mano de la mejora en el consumo de electricidad y cemento y el desempeño del clave sector minero.
“Hablo con mis clientes todo el día y veo cómo están vendiendo, sus planes de inversión, etc., y vemos el escenario internacional, (donde ha) habido un deterioro de los términos de intercambio”, afirmó Bayly al hablar sobre las señales de un enfriamiento de la economía local.
Asimismo está “la pérdida de confianza (empresarial que) tiene varios lados. Es que ha habido un conjunto de medidas de parte del Gobierno y del Congreso que van en contra de muchos de los principios de la economía del mercado”, agregó.
El ejecutivo se refirió a la intención del Gobierno del presidente Ollanta Humala de comprar activos de la española Repsol en Perú, un plan del que dio marcha atrás tras una ola de críticas del empresariado, de la oposición y hasta de sus propios aliados por el temor a una injerencia del Estado en la economía.
La intención de Humala trajo el fantasma de un Estado interventor en la década de 1970 en Perú, que condujo al país a un colapso económico durante dos gobiernos militares consecutivos, según analistas.
Bayly advirtió asimismo que percibe una desaceleración en la ejecución de obras públicas de infraestructura y en los planes de inversión de grandes proyectos, principalmente en el sector minero que está asediado por conflictos sociales y escollos gubernamentales.
“Muchos de estos proyectos están trabados por todos estos procesos que tienen que pasar las empresas”, afirmó.