Dos economistas conversan sobre la necesidad de hacer un control previo a las fusiones empresariales en el Perú. Aquí el diálogo entre Maynardo (M), a favor y Adamo (A), en contra.
M: Por fin se vuelve a plantear el tema del control previo de las fusiones empresariales. ¡Ya era hora!
A: Me parece un despropósito. Una ley de control de fusiones significará que será el Estado, y no el emprendedor, el que decidirá qué tanto puede crecer un negocio. ¡Eso es inadmisible!
M: Mi querido Adamo, seamos realistas. Todo empresario busca tener poder monopólico para obtener inmensas ganancias en desmedro del consumidor indefenso. Es fundamental que el Estado vele por los intereses de los consumidores y limite las fusiones cuando estas puedan poner en peligro el bienestar social.
A: El control previo de fusiones solo se prestará para lobbies y corrupción. Además, es innecesario, pues ya Indecopi tiene facultades para evitar abusos contra los consumidores y sanciona conductas anticompetitivas.
M: Esta es una responsabilidad del Estado que hasta hoy el Perú se ha negado a asumir -salvo la legislación antimonopolio del sector eléctrico- en contraposición con lo que sucede en los países desarrollados e, incluso, en Chile y Colombia.
A: Ese argumento de que “como los países desarrollados lo tienen, el Perú también debe adoptarlo” es fútil. No sería la primera vez que los países desarrollados introducen medidas absurdas, como los controles de precios.
M: Sin mecanismos de evaluación y control previo, algunas fusiones reducirán el bienestar social. Se requiere regulación preventiva y complementaria al control ex post de conductas anticompetitivas. Si una fusión genera un monopolio, hacer un control ex post puede ser imposible: “una vez que sacas la pasta de dientes del chisguete ya no la puedes regresar”.
A: ¡Ese justamente es el problema! El análisis ex ante de las fusiones requiere predecir el futuro, estimando el impacto sobre el precio y la cantidad en el mercado, lo cual es harto difícil.
M: ¿No es acaso evidente que cuanto mayor sea el grado de concentración, menor será el bienestar del consumidor?
A: No necesariamente, porque la concentración puede ser resultado de economías de escala. En otras palabras, en algunas industrias el costo de producción puede ser menor cuanto mayor es la concentración. El criterio para intervenir debe ser si el precio, que es al final del día lo que le interesa al consumidor, es mayor o menor luego de la fusión. Y ello es virtualmente imposible de determinar antes de la fusión, a menos que tengas una “bola de cristal”.
M: Siempre tan pinchaglobos… No se requiere de una “bola de cristal”, se trata de que en aquellos casos en los que una fusión cree de facto un monopolio o cuasi monopolio, el Estado analice las consecuencias previamente. Solo las operaciones claramente riesgosas deben estar sujetas a control previo.
A: ¿Cómo cuáles?
M: Como la compra de SAB Miller por parte de InBev que llevará a que obtenga el 99% del mercado peruano de cerveza. Eso no es sano.
A: Es loable que te preocupes por el bienestar de los “cheleros”, pero para proponer una ley que establece prohibiciones y limita la libertad de empresa, hay que estar seguro de que los beneficios sean mayores que los costos.
M: ¡Por supuesto que lo son! Todos los días vemos al abuso de la posición de dominio en distintos mercados: bancos, seguros, líneas aéreas, AFP, telefonía fija, leche, farmacias…¿Sigo?
A: Te compro la idea de que, en general, es preferible tener muchos competidores a tener un mercado muy concentrado. Pero, como te repito, si hay economías de escala, la concentración no siempre es perjudicial para el consumidor. No se debe imponer barreras legales a mejoras en la eficiencia sobre la base de pura ideología y cero evidencia.
M: ¿Cero evidencia?
A: No existe evidencia seria a nivel mundial de que el control previo de fusiones sea beneficioso. Como señala Alfredo Bullard, “las políticas públicas no pueden basarse en un acto de fe”.
M: Más bien, el acto de fe es el de aquellos fundamentalistas que creen que el mercado se autorregula. Hasta los “Chicago boys” aceptan que las fusiones horizontales deben ser controladas por el Estado. Y tener monopolios solo conducirá a lo que ya sabemos: precios más altos y menor bienestar para el consumidor.
A: Un monopolista no puede subir sus precios desmesuradamente, pues reduce sus ventas y promueve el ingreso de nuevos competidores. Los datos, luego de la fusión, nos dirán si los precios suben o bajan.
M: Bla, bla, bla… eso es pura teoría. En la práctica, todos somos víctimas de los abusos de estos grandes conglomerados que abusan de su posición de dominio.
A: Recuerda, además, que el avance tecnológico puede hacer obsoletos a los llamados monopolios naturales sin que medie intervención estatal.
M: ¿Así? ¿Cuándo ha ocurrido eso?
A: Muchas veces, como en el caso de la sustitución de la telefonía fija por la celular o el de Netflix y las empresas de alquiler de videos.
M: ¡Pamplinas! El Estado debe velar por los consumidores.
A: ¿Y quién supervisa a los supervisores? ¿Cómo podemos estar seguros de que no sean capturados por lobbies y pugnas empresariales? ¿Cuánto tiempo va a tomar este control previo? Probablemente, se demore tanto que los privados perderán muchas oportunidades para obtener beneficios mediante fusiones y adquisiciones.
M: Mira Adamo, soy consciente de los riesgos. De hecho, me parece que la mayoría de las fusiones no presentan mayores problemas sobre las condiciones de competencia. Por eso, abogo por que la regulación se diseñe de forma tal que se eviten estas “capturas” y demoras innecesarias en las autorizaciones.
A: Seguro que tú también estás a favor del control previo de los matrimonios con análisis psicológicos… ja, ja, ja.
M: Sin sarcasmos, esto es serio. La oposición al control de los monopolios que se observa en el Perú representa un caso único en la región que no tiene sustento en la realidad ni en la teoría, pero que resulta claramente funcional a los intereses de las grandes empresas que quieren tener la libertad para hacerse más grandes a costa de la eficiencia del mercado.
A: Parece que no nos entendemos…