Vivimos en un mundo mediatizado por los avances tecnológicos, presionado por la producción de nuevas herramientas y conocimientos comunicacionales. Por ello, las instituciones deben estar preparadas y capacitadas para brindar información acertada a través de los distintos canales de comunicación a su alcance.
Asimismo, estas deben encargarse de cuestionar permanentemente la intencionalidad del mensaje que promueven y los medios que se utilizan para hacer de su trabajo un aporte de desarrollo social, especialmente si se trabaja en el tema de la prevención de desastres.
En las últimas semanas, parte de la costa central y norte del Perú ha sufrido las consecuencias del cambio climático. El fenómeno de El Niño Costero trajo consigo lluvias, inundaciones y huaicos, los cuales ha generado daños que superaron los US$3,100 millones, según estimaciones de la consultoría Macroconsult. Así también pérdidas de 153,329 viviendas, 7,500 kilómetros de vías terrestres, 509 puentes (entre peatonales y vehiculares), 1,250 escuelas y un centenar de centros de salud.
Ante ello, las distintas instituciones del Gobierno, a través de sus distintos canales de comunicación, entre ellos el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), se hicieron responsables de informar a la población sobre cada movimiento o acción que realizaban en las zonas más afectadas de la región.
Pero no siempre existieron resultados o respuestas positivas. Por ello, José Luis Orihuela, docente de la Universidad de Navarra y especialista en el uso de redes sociales, nos habla sobre porqué una institución debe adoptar estrategias de trabajo en redes sociales en razón a los desastres naturales y cómo se debe hacer un uso adecuado de las herramientas que estas nos brindan.