Bruselas (Reuters).- Las persistentes dudas sobre la capacidad de Estados Unidos a la hora de resolver sus problemas de deuda están poniendo en riesgo su credibilidad en todo el mundo, advirtió el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
La Casa Blanca tomó una breve respiro este mes luego de que los republicanos cedieron para poner fin a un bloqueo parcial de la administración federal que duró 16 días. Sin embargo, el temporal arreglo sólo ha trasladado los problemas para el inicio del 2014, y aún no hay una solución integral a la vista.
Barroso, que dirige el brazo ejecutivo de la Unión Europea y ha estado en la primera línea de los esfuerzos por resolver la crisis de deuda de Europa en los últimos tres años, dijo que la incertidumbre provocaba que los inversores eviten el riesgo, lo que puede tener unas dañinas consecuencias para la economía.
“Lo que está en juego es fundamental, no sólo para los estadounidenses, sino para la credibilidad de Estados Unidos en el mundo”, dijo a Reuters en una entrevista.
“Espero que la democracia estadounidense trabaje y logre algo que creo que es clave no sólo para Estados Unidos sino para el resto del mundo, debido al tamaño y el impacto de la economía estadounidense en el mundo”, dijo.
En el peor momento de la crisis europea de deuda, cuando parecía que Grecia se vería forzada a salir del euro y los mercados globales estaban al límite, los responsables estadounidenses buscaron repetidamente que la UE asegurase que tenía la situación bajo control.
El ex secretario del Tesoro Timothy Geithner viajó a Europa para reunirse con los ministros de Finanzas de la UE, mientras que el presidente Obama se reunió con un grupo de líderes, entre ellos Barroso y la canciller alemana Angela Merkel, al margen de una reunión del G20 para tratar de entender la profundidad de los desafíos del bloque regional.
Dos años después, la UE ha logrado estabilizar la situación, pero sólo después de que cinco países de la zona euro recibieran paquetes de rescate, se estableciese un fondo de ayuda de 500,000 millones de euros y se acordasen unas normas fiscales más estrictas para los 17 países que comparten el euro.
Ahora es en Estados Unidos donde sectores del Partido Republicano piden que el Congreso no ceda a las peticiones de la Casa Blanca y el Tesoro para elevar el techo de endeudamiento, lo que causa consternación en Europa.
“Uno de los problemas que expuso (nuestra) crisis y una lección que deberíamos aprender es el asunto de la confianza. Tenemos un serio problema de confianza”, dijo Barroso.
“Los inversores de todo el mundo han evitado el riesgo y eso no es bueno para un escenario en el que queremos restaurar el crecimiento sostenible en todo el mundo (…) Todo lo que proyecta una sombra sobre la confianza de los inversores no es bueno, ni para el país afectado, en este caso Estados Unidos, ni para la economía global”, agregó.