“¿Qué hay detrás del 22.7% del Gobierno?” es lo que se pregunta ComexPerú. Hace dos semanas, las autoridades informaron que la pobreza disminuyó 1.2 puntos porcentuales en el 2014, con un 22.7% de incidencia en la población.
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) explicó que el 87% de tal reducción se debería a los programas sociales y, el porcentaje restante, al crecimiento económico, que se ha desacelerado en el último año.
Comex asegura que esta argumentación es, por lo menos, cuestionable.
“El crecimiento económico es lo que realmente asegura el cumplimiento de las metas de reducción de pobreza y garantiza los recursos necesarios para ejecutar programas sociales. Como prueba de ello, el crecimiento económico de los últimos doce años explica directamente la caída de la pobreza en más de 30 puntos porcentuales”, señala en su último boletín institucional.
Así, el menor ritmo de la reducción de la pobreza se debe a la desaceleración económica que atraviesa nuestro país.
Mientras que, entre 2007 y 2011, la reducción de la pobreza fue en promedio de 4.3 puntos por año, entre 2012 y 2014, alcanzó tan solo 1.7 puntos.
Gasto social
Según el MEF, el gasto en asistencia social del Gobierno nacional fue de S/. 1,503 millones en el 2009, año en que la pobreza se redujo 3.8 puntos porcentuales, mientras que en 2014 este se casi triplicó al sumar S/. 4,157 millones, con una reducción de la pobreza de 1.2 puntos.
En la misma línea, el gasto de estos programas sociales fue un 34.3% más que en 2013 y un 45.3% más que en 2012. No obstante, las cifras no demuestran una mayor disminución de la pobreza.
Comex afirma que, en base de datos oficiales, un mayor gasto social no implica reducción de la pobreza. “Si así lo fuera, bastaría con que el Gobierno destine unos S/. 6,375 millones, equivalentes a un 1.5% del PBI, en transferencias directas para erradicar la pobreza total, lo que es lejano de la realidad”, señala el gremio.
“Los programas sociales no reducen la pobreza, sino que ayudan a paliar la situación de aquellos más pobres; por eso, su correcta aplicación tiene un mayor y significativo impacto en la población más vulnerable: el pobre extremo”, se afirma.