(Bloomberg).- Mientras el tono moderado de la Reserva Federal de los Estados Unidos da a los inversores una oportunidad de minimizar los riesgos locales en los mercados emergentes, los operadores de acciones que apuestan a Turquía y Colombia son los que cosechan mayores beneficios.
Los dos mercados bursátiles, afectados por la tensión política en Turquía y los problemas económicos de Colombia el año pasado, han generado los mejores retornos este año entre los 20 mayores países en vías de desarrollo una vez descontadas las fluctuaciones de precios, según datos que recopiló Bloomberg para el 2016. Eso significa que los inversores han tenido que correr menos riesgos para obtener ganancias de 17% en Estambul y de 16 por ciento en Bogotá que, por ejemplo, en Sao Paulo, donde los retornos son similares pero la volatilidad –y, por consiguiente, el peligro de pérdidas- es de casi el doble.
Las acciones en Turquía y Colombia suben en tanto los inversores minimizan los mismos temores que el año pasado los alejaron. Turquía sigue afectada por una economía en desaceleración, a lo que se suman frecuentes atentados terroristas y una crisis de migrantes. La inflación de Colombia es la más alta en 14 años y su déficit de cuenta corriente está cerca de niveles récord. La diferencia esta vez es que la presidenta de la Fed, Janet Yellen, ha ratificado la política flexible del banco central de los Estados Unidos, lo que indica que por ahora seguirán llegando capitales a los mercados emergentes.
“El panorama global domina los factores internos”, dijo Tony Hann, que contribuye a la administración de alrededor de US$ 270 millones como jefe de acciones de Blackfriars Asset Management en Londres y tiene tanto acciones colombianas como turcas. “Los factores clave son ahora el precio del petróleo y cuándo subirán las tasas en los Estados Unidos, o si lo harán. Si el precio del petróleo sigue bajando y Yellen adopta una posición mucho más dura que la actual, sospecho que Turquía y Colombia no serán los mercados de mejor desempeño”.
Colombia.
Los problemas económicos han pasado a un primer plano en Colombia. La inflación se ha acelerado al ritmo más rápido desde el 2001, en tanto el fenómeno meteorológico El Niño afecta la oferta de alimentos y un peso debilitado eleva el costo de las importaciones. Los precios al consumidor suben a pesar de que las autoridades elevaron los costos crediticios en sus últimas siete reuniones.
Morgan Stanley redujo el mes pasado su pronóstico de crecimiento para 2016 de 2.7% a 2.1%, y dijo que las medidas del país para desacelerar la inflación y reducir la brecha de cuenta corriente terminarán por afectar el crecimiento. Standard & Poor’s, que da a la deuda en moneda extranjera de Colombia una nota dos niveles por encima de basura, rebajó las perspectivas a negativas en febrero y dijo que el país necesita una reforma fiscal.
En ese contexto, las acciones han completado en Bogotá el mejor trimestre desde el 2010 y sus valuaciones han aumentando aproximadamente un 30% junto con la recuperación del petróleo, la principal exportación colombiana.
“Fue en su mayor parte un cambio externo, la verdad es que la realidad fundamental macro en Colombia no ha cambiado en nada”, dijo César Cuervo, jefe de análisis bursátil para el norte andino de Credicorp Capital en Bogotá.