Los líderes políticos y empresariales europeos están al borde del infarto luego de que Chipre intentó gravar a sus ahorristas para rescatar a los bancos.
Y es que, como se recuerda, existe en Chipre un programa de rescate de US$16,000 millones, de los cuales la UE tenía que asignar US$10,000 y los chipriotas US$6,000. Pero el gobierno chipriota había decidido poner esos US$6,000 estableciendo, por primera vez en la historia, un castigo a los depositantes de los bancos.
“El Banco Central Europeo (BCE) ya ha anunciado que si el lunes no hay un acuerdo, dejará de proveer de liquidez a los bancos y por lo tanto los bancos no tendrán dinero para hacer frente a los depósitos. El Gobierno de Chipre y la UE están condenados a entenderse antes del lunes si no quieren provocar un pánico financiero”, sostuvo el profesor del IE Business, Fernando Fernández.
Explica que una parte muy importante de esos depósitos son extranjeros, y el tamaño de los depósitos en el contexto de la economía chipriota es ocho veces el PBI. Por ello, “parece obvio que el propio gobierno de país es incapaz de hacer frente a los depósitos”.
Fernández agregó que Chipre no sería noticia internacional si es que no estuviese dentro de una unión monetaria europea que pretende tener carácter de “irreversible”, de la cual no es posible salirse sin que el riesgo de salida se contagie al resto de países miembro.