El reciente auge del cobre y el mineral de hierro ha estado totalmente relacionado a China.
El rápido crecimiento del sector inmobiliario y de infraestructura en el país ha absorbido enormes cantidades de cada una de esas materias primas, llevando los precios a máximos sin precedentes y alentando a las mineras a invertir ingentes sumas para tener nueva oferta.
Así que no hay que buscar mucho para hallar las razones de las fuertes caídas en ambos mercados durante las últimas sesiones.
En la Bolsa de Metales de Londres, el precio del contrato a tres meses cayó bajo un rango de negociación bien establecido a un mínimo de US$ 6,608 por tonelada el lunes, su nivel más bajo desde junio de 2013.
El mineral de hierro al contado, según los valores de The Steel Index, ha caído aún más, a US$ 104.7 por tonelada, su punto más bajo desde otra dura liquidación en el tercer trimestre de 2012.
El desplome de ambos precios ha sido provocado por los temores a las perspectivas de crecimiento en China.
Pero la distinta naturaleza de ambos mercados debería provocar diferentes resultados.
China estornuda…
Tanto el cobre como el mineral de hierro están reaccionando a un doble golpe de noticias pesimistas de China.
La más evidente es la caída de las exportaciones chinas de un 18.1% del mes pasado.
La magnitud de la baja es obvia si se consideran los efectos de los feriados por el Año Nuevo Lunar. Las exportaciones en el período enero y febrero bajaron sólo un 1.6%, lo que no suena tan mal.
Pero tanto el mineral del hierro como el cobre han sido foco de preocupación durante semanas, o incluso por meses, debido a las dudas sobre la intensidad de la demanda en la segunda mayor economía mundial.
Los líderes del país han redoblado su retórica sobre un cambio en los motores del crecimiento de la economía, para pasar desde un modelo de expansión basado en la inversión en activos fijos a uno más sostenible basado en el consumo.
Las señales de una desaceleración de los sectores de bienes raíces y manufacturas han contribuido a alentar el nerviosismo colectivo.
La cifras de exportaciones más débiles que lo esperado en el primer bimestre del año han cristalizado los crecientes temores a que la demanda por cobre y mineral de hierro esté perdiendo la intensidad de los años anteriores.
El momento, sin embargo, lo es todo en los mercados. La publicación el fin de semana de las cifras de comercio exterior aceleró una liquidación que se había iniciado el viernes pasado.
Esa corriente vendedora fue provocada por algo menos obvio.
- ..Y estornuda de nuevo*
El incumplimiento del pago de un bono del fabricante chino de equipos solares Chaori Solar, anunciado el pasado viernes, no parece tener a simple vista mucho que ver con los mercados del cobre o el hierro.
El problema, sin embargo, es que ambos están indisolublemente ligados al mercado de crédito informal de China, lo que los deja expuestos a un alza de los riesgos crediticios.
El uso del cobre como garantía crediticia es una parte muy conocida de lo que debería ser un mercado puramente industrial.
De hecho, actúa como un poderoso magneto contracíclico sobre la cantidad de cobre que importa China. Cuando Beijing aprieta a los mercados de crédito locales, las importaciones deberían bajar, porque los fabricantes ajustan sus líneas de crédito.
Lo que realmente ocurre es que aumenta la demanda del metal para que el sistema informal genere crédito.
En parte por eso las importaciones de cobre han florecido en los últimos meses, pese a que los indicadores de la economía real sugieren que China debería estar importando menos y no más metal.
El resultado es un enorme aumento de las existencias de cobre en China, algunas en el continente, y otras en la zona de almacenes dependientes de Shanghái.
La fórmula se ha extendido a los mercados del mineral de hierro, en parte por la tensión crediticia en toda la cadena de producción siderúrgica. Como con el cobre, las importaciones han estado creciendo y las existencias acumulándose.
Hay dos problemas en esto.
El primero es el nivel de existencias que amenazan a ambas materias primas. Esto ha pesado mucho sobre los precios internos.
El segundo problema, y mayor, es la opacidad de este mercado de colaterales. Incluso el tamaño de los inventarios financiados es incierto.
¿Cuánto cobre hay actualmente en depósitos aduaneros? No hay cifras claras al respecto, solo estimaciones. La mejor proyección es de alrededor de 700,000 toneladas. La única cuestión que no está en duda es que el total ha crecido inmensamente en los últimos meses.
¿Cuánto de los 105 millones de toneladas de mineral de hierro en puertos chinos es sensible al crédito? Una vez más, nadie sabe realmente.
La reacción de ambos mercados a la cesación de pagos del pasado viernes nos dice que hay una contracción de crédito, pero no cuán significativa es.
Válvulas de escape
Aunque tanto el cobre como el mineral de hierro fueron afectados por el doble estornudo de China y por las mismas razones, hay importantes diferencias entre ellos.
Todo el cobre localizado en Shanghái tiene una vía de escape. Si no es requerido por los fabricantes chinos o por financistas como colateral, puede ser exportado o -podría decirse- “re-exportado” al mercado internacional.
De hecho, hay fuertes razones para creer que eso sería algo bueno.
El fenomenal flujo de cobre hacia China en los últimos meses ha restringido el suministro en el resto del mundo. Los inventarios de la Bolsa de Metales de Londres (LME, por su sigla en inglés) actualmente suman 257,600 toneladas, los menores desde diciembre del 2012.
Incluso esa cifra subestima el grado de estrechez del mercado. El tonelaje abierto, excluyendo el metal que ya ha está asignado para ser retirado del sistema de LME, es de apenas 134,150 toneladas, un nivel que no se veía desde el auge de 2008.
El precio del contrato para el mes siguiente es mayor al contado en el contrato de la Bolsa de Metales de Londres. La referencia entre el contado y el contrato a tres meses se ha reducido en línea con la caída del precio, pero al cierre del lunes aún había una brecha de 12,5 dólares por tonelada.
Cualquier tipo de reequilibrio global de inventarios parece que llega tarde.
Sin embargo, ¿dónde irán las 105 millones de toneladas de mineral de hierro si no es a China continental?
No existe una válvula de escape internacional como en el caso del cobre. La única manera de reducir las existencias es a través de un aumento de las compras de las acererías, algo que actualmente parece muy improbable, o postergando nuevas importaciones de mineral de hierro.
Es por eso que ejecutivos de grandes mineras como Rio Tinto y BHP Billiton están evadiendo preguntas sobre cancelaciones de envíos acordados.
El mercado del mineral de hierro ya ha pasado por esta situación. La implosión de precios del tercer trimestre del 2012 también fue producida por temores sobre el crédito, en aquel momento afectando a la cadena del acero, y acelerada por la descarga física de material no deseado de vuelta al mercado al contado.
Es la única manera en que el mercado del mineral de hierro, que aún está en su infancia, puede ajustarse.
El cobre tiene una válvula de seguridad física, el mineral de hierro no.