Reuters.- El Gobierno de Chile recortó el lunes su proyección para el crecimiento de la economía en 2017 a un 1.5%, cifra que requerirá de un importante repunte en el segundo semestre ante la mayor debilidad de la demanda interna y una baja tasa de inversión.
Ante una comisión parlamentaria, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, definió el ajuste desde una proyección previa del 2.25% como “realista” y subrayó que el efecto de una extensa huelga en la mina de cobre Escondida ha sido mayor a lo esperado. Chile es el mayor productor mundial del metal.
Según explicó Valdés, la nueva estimación “implica aceleración importante en segunda mitad del año”.
De acuerdo a los datos más recientes, la economía chilena -medida por el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec)- acumuló una expansión del 0.4% a mayo, en uno de sus peores desempeños para el período desde fines de la crisis del 2009.
En tanto, según las nuevas estimaciones oficiales la demanda interna crecería un 2.5% este año, menos que el 2.8% previsto en el presupuesto. Mientras, la inflación anualizada a diciembre alcanzaría un nivel del 2.8%, desde el cálculo previo del 3%.
En medio de la controlada inflación y ante la debilidad de la economía, el Banco Central recortó en 100 puntos base su tasa referencial de interés en la primera parte del año.
Valdés dijo que el cobre, Valdés promediaría US$ 2.50 la libra este año, desde un pronóstico previo de US$ 2.20, cálculo en línea con la paulatina recuperación que ha mostrado el valor del metal en los mercados internacionales.
Por su parte, el tipo de cambio promediaría 669 pesos por dólar.
En cuanto al déficit fiscal efectivo, éste cerraría en 3.1% este año, menos que el 3.3% contemplado previamente. Mientras, el llamado balance estructural anotaría un déficit del 1.7%.
El balance estructural es una política que busca ahorrar en tiempos de auge, cuando se reciben ingresos que se sabe son sólo transitorios, para poder gastarlos en coyunturas que hacen caer los ingresos o aumentan las necesidades de gasto.